Manuel Cáceres Artesero, conocido como Manolo ‘el del Bombo’, falleció el 1 de mayo de 2025 a los 76 años en Moncofa, Castellón. Figura emblemática del fútbol español, Manolo acompañó a la selección nacional en diez Mundiales y ocho Eurocopas, siendo reconocido por su inquebrantable pasión y su característico bombo.
El fútbol español pierde a uno de sus más grandes símbolos. Manolo ‘el del Bombo’, el hincha que acompañó a la selección en cada paso. Con su boina, camiseta roja y su inseparable bombo, Manolo representó la esencia misma de la afición española durante más de cuatro décadas.
Un inicio humilde con una pasión desbordante
Manuel Cáceres Artesero nació el 15 de enero de 1949 en San Carlos del Valle, Ciudad Real. Desde joven, mostró una profunda pasión por el fútbol, animando a equipos locales como la SD Huesca y el Real Zaragoza.
Su amor por el deporte lo llevó a seguir a la selección española en su primer viaje internacional a Chipre en 1979. Sin embargo, fue en el Mundial de 1982, celebrado en España, cuando su figura comenzó a ser reconocida. En ese torneo, recorrió más de 15.000 kilómetros por tierra para apoyar a ‘La Roja’, ganándose el cariño y respeto de los aficionados y medios de comunicación.
El bombo: un símbolo de unidad y pasión
El bombo de Manolo no era solo un instrumento musical; era el latido del corazón de la afición española. Con su característico sonido, marcaba el ritmo de los partidos y unía a los seguidores en un solo grito de aliento.
Su presencia en los estadios era inconfundible: boina calada, camiseta roja con el número 12 y el bombo adornado con la bandera española. Este atuendo se convirtió en un símbolo de la fidelidad y pasión de los aficionados hacia la selección.
Manolo: más que un hincha
Manolo no era un simple espectador: era el latido que marcaba el ritmo de la furia española. Su arma, su voz y su alma se fundían en un objeto mítico: un bombo monumental, adornado con los colores de la bandera española, que resonaba como un trueno en los estadios del mundo.
Cuando la Selección Española saltaba al césped, Manolo se erguía, cual capitán de la tribuna, con una energía que desafiaba el paso del tiempo. Sus manos, curtidas por décadas de fervor, empuñaban las baquetas con la precisión de un maestro percusionista.
El acto de tocar el bombo era un ritual sagrado: cada golpe era un latigazo de entusiasmo, un redoble que reverberaba en los pechos de los aficionados y retumbaba en las entrañas del estadio
Manolo: un hombre de familia y sacrificios personales
Manolo fue padre de cinco hijos, cuatro de su primera esposa, Amparo, y una niña adolescente de una relación posterior. A pesar de su amor por el fútbol, su dedicación a la selección le costó sacrificios personales.
En diversas entrevistas, confesó haber perdido mucho en el camino, incluyendo relaciones familiares y estabilidad económica, todo por seguir a ‘La Roja’. Sin embargo, siempre expresó que lo volvería a hacer sin dudarlo.
Así lo encontraron a Manolo
Últimos años y reconocimiento institucional
Manolo ‘el del Bombo’ no solo fue un aficionado; fue un fenómeno cultural que trascendió las fronteras del deporte. Su figura fue reconocida internacionalmente, siendo calificado por el diario británico The Guardian como el «aficionado español más famoso del mundo». Su presencia en los estadios era sinónimo de pasión y lealtad, y su bombo resonaba como un himno que unía a los seguidores de la selección española.
En sus últimos años, Manolo residió en Moncofa, Castellón. Su último partido fue el 23 de marzo de 2025, en el que España se enfrentó a Países Bajos en Mestalla, asegurando su clasificación a la Final Four de la Nations League. A pesar de sus problemas de salud, incluyendo un cáncer avanzado, su espíritu nunca flaqueó. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y figuras públicas como el presidente Pedro Sánchez lamentaron su fallecimiento, destacando su legado como símbolo de la afición española.