El príncipe Al-Waleed bin Khaled bin Talal Al Saud, conocido como el “príncipe durmiente”, falleció este sábado 19 de julio a los 35 años tras permanecer 20 años en coma debido a un grave accidente automovilístico ocurrido en Londres en 2005. Su padre, el príncipe Khaled bin Talal, anunció la pérdida a través de redes sociales, expresando profundo dolor y aceptación de la voluntad divina. El deceso tuvo lugar en el Hospital Universitario Rey Abdulaziz de Riad, donde el príncipe había estado bajo cuidados intensivos desde su repatriación.
El accidente que marcó la vida del príncipe ocurrió cuando tenía 16 años, mientras estudiaba en una academia militar en el Reino Unido. El impacto provocó una hemorragia cerebral masiva y un traumatismo craneoencefálico severo, dejándolo en estado vegetativo persistente. Desde entonces, Al-Waleed permaneció conectado a un respirador artificial, bajo supervisión médica constante, sin recuperar la conciencia.
Un símbolo de fe y resistencia
Nacido en 1989, Al-Waleed era bisnieto del rey Abdulaziz Al Saud, fundador del Reino de Arabia Saudita, y pertenecía a una rama influyente de la familia real conocida por su postura reformista. Su padre, Khaled bin Talal, mantuvo una posición firme contra la recomendación médica de suspender el soporte vital, guiado por creencias religiosas que atribuían la vida y la muerte exclusivamente a Dios. Esta decisión convirtió al príncipe en un símbolo de esperanza y devoción en el país.
A lo largo de los años, la historia de Al-Waleed captó la atención del público saudí y de comunidades musulmanas en todo el mundo. Cada 18 de abril, en su cumpleaños, miles de personas compartían mensajes de apoyo y oraciones en redes sociales. En 2025, al cumplir 36 años, su madre, la princesa Reema bint Talal, expresó en redes: “Mi amado Al-Waleed, veinte años y siempre estás presente en nuestros corazones”.
Momentos de esperanza en medio de la tragedia
Durante las dos décadas en coma, se registraron episodios de movimientos mínimos, como giros de cabeza o temblores en los dedos, especialmente en 2019, que alimentaron esperanzas de recuperación. Sin embargo, los especialistas aclararon que estos movimientos no indicaban un regreso a la consciencia. Al-Waleed fue trasladado desde la Ciudad Médica Rey Abdulaziz a la residencia familiar en 2015, donde continuó recibiendo atención especializada.
El caso del “príncipe durmiente” también suscitó debates éticos sobre el uso prolongado de soporte vital en pacientes con daño cerebral irreversible. A pesar de los pronósticos médicos desfavorables, la familia mantuvo su decisión, respaldada por su fe y recursos financieros. Al-Waleed era sobrino del multimillonario Al-Waleed bin Talal, cuya fortuna, estimada en 17.000 millones de dólares por Forbes, incluye participaciones en empresas como Apple y Disney.
Despedida y legado
El príncipe Khaled bin Talal anunció que los ritos fúnebres se realizarán el domingo 20 de julio en la mezquita Imam Turki bin Abdullah en Riad, tras la oración de la Asr. La muerte de Al-Waleed cierra un capítulo de 20 años de espera y fe. Deja un legado que trasciende lo médico para convertirse en un emblema cultural en Arabia Saudita. Su historia, marcada por la tragedia y la perseverancia, seguirá resonando en el país.
La familia bin Talal, ha enfrentado otras adversidades, como el accidente automovilístico de Mohamed, hermano de Al-Waleed, quien sobrevivió a un choque similar.
