Las extorsiones han paralizado el transporte público en Guayaquil, específicamente en Flor de Bastión y sectores aledaños. Las líneas de buses 49 y 114, esenciales para la movilidad, enfrentan una crisis sin precedentes. Este viernes 16 de mayo, la línea 49 suspendió completamente sus operaciones, mientras que la línea 114 operó con solo cuatro unidades, según reportes de los transportistas. Esta situación ha obligado a los ciudadanos a caminar hasta la Vía Perimetral para buscar alternativas de transporte, recurriendo a tricimotos o vehículos particulares.
Ataques violentos y amenazas constantes en los buses urbanos
La escalada de violencia comenzó a intensificarse en mayo. El 1 de mayo, una joven pasajera de la línea 49 perdió la vida tras un ataque armado en el bloque siete de Paraíso de la Flor. Los responsables, identificados como extorsionadores o «vacunadores», dispararon contra el bus, dejando un saldo trágico. Por otro lado, el 14 de mayo, una unidad de la línea 114 fue baleada por delincuentes en motocicletas, en un claro intento de amedrentamiento. Estos incidentes, según los conductores, responden a las exigencias de pagos ilegales por parte de grupos criminales.
Falta de transporte impacta en la vida diaria de los ciudadanos
Las líneas 49 y 114 conectan sectores populosos como Flor de Bastión, Prosperina y Martha de Roldós con la Terminal Terrestre Jaime Roldós Aguilera y el centro de Guayaquil. La suspensión de sus servicios ha generado caos. Decenas de personas, incluidas familias y estudiantes, enfrentan dificultades para trasladarse. Además, la falta de transporte público ha incrementado los costos de movilidad, ya que muchos deben pagar tarifas más altas por tricimotos o taxis informales. La Policía Nacional ha desplegado agentes para escoltar algunos recorridos, pero la inseguridad persiste.
Flor de Bastión: Epicentro de la violencia
Flor de Bastión, ubicada en el distrito Nueva Prosperina, es considerada la zona más violenta de Guayaquil. Según datos de la Policía Nacional, esta área registra altos índices de homicidios y delitos relacionados con el crimen organizado. En 2024, Guayaquil reportó un aumento del 15% en casos de extorsión, con el transporte público como uno de los principales blancos, de acuerdo con un informe de la Corporación para la Seguridad Ciudadana. Las autoridades han prometido reforzar la seguridad, pero los transportistas denuncian que las medidas son insuficientes.
La crisis del transporte en Guayaquil refleja un problema estructural de seguridad. Mientras las extorsiones continúan, los ciudadanos exigen acciones concretas. Por su parte, los conductores piden garantías para operar sin temor. La implementación de operativos conjuntos entre la Policía y las Fuerzas Armadas, así como el uso de tecnología de videovigilancia, podrían ser pasos clave. Sin embargo, la solución requiere un enfoque integral que aborde las causas sociales de la delincuencia en sectores como Flor de Bastión.