El consumo excesivo de creatina, un suplemento popular entre deportistas para mejorar el rendimiento físico, puede generar riesgos para la salud como problemas renales, deshidratación y malestar gastrointestinal, según investigaciones recientes. Expertos en nutrición y fisiología advierten sobre la importancia de respetar las dosis recomendadas para evitar efectos adversos. Este suplemento, utilizado ampliamente en gimnasios y competencias deportivas, requiere un consumo responsable para garantizar su seguridad.
Uso de la creatina en deportistas
La creatina, un compuesto natural presente en los músculos y alimentos como carne y pescado, es uno de los suplementos más estudiados y utilizados para aumentar la fuerza y la masa muscular. Sin embargo, su uso excesivo, especialmente en dosis superiores a las recomendadas, puede desencadenar complicaciones. Estudios publicados en el Journal of the International Society of Sports Nutrition (2021) indican que, aunque la creatina es segura en dosis de 3 a 5 gramos diarios, el abuso puede provocar efectos secundarios significativos. Por ejemplo, dosis superiores a 10 gramos al día durante períodos prolongados se han asociado con casos raros de rabdomiólisis, una afección grave que implica daño muscular y riesgo de insuficiencia renal.
Riesgos principales del consumo excesivo
El Dr. Raúl López Grueso, nutricionista y doctor en Fisiología, explica que el uso excesivo de creatina puede causar retención de líquidos, lo que genera un aumento de peso no relacionado con masa muscular. “La retención de agua en las células musculares puede desequilibrar los electrolitos, aumentando el riesgo de calambres y deshidratación si no se mantiene una hidratación adecuada”, señala. Además, algunos usuarios reportan molestias gastrointestinales, como náuseas o diarrea, especialmente al iniciar la suplementación con dosis altas.
Por su parte, el Dr. José Antonio, investigador de la Nova Southeastern University, destaca que no hay evidencia sólida de daño renal en personas sanas que consumen creatina en dosis recomendadas. Sin embargo, advierte que individuos con problemas renales preexistentes deben evitar este suplemento. “La creatina eleva los niveles de creatinina en sangre, lo que puede ser confundido con insuficiencia renal en análisis clínicos, generando diagnósticos erróneos”, indica. Un estudio de 2023 en MedlinePlus respalda esta afirmación, recomendando precaución en pacientes con condiciones renales.
Interacciones y efectos a largo plazo
Otro riesgo del consumo excesivo está relacionado con interacciones medicamentosas. Según la Mayo Clinic (2023), combinar creatina con antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno, o diuréticos puede aumentar el riesgo de deshidratación y daño renal. Además, el Dr. Iván Hernández, especialista en nefrología, subraya que pacientes con trasplantes de hígado o insuficiencia renal deben abstenerse de consumir creatina. “En estos casos, el exceso de proteínas derivadas de la creatina puede sobrecargar los riñones, empeorando su condición”, afirma.
Asimismo, investigaciones preliminares sugieren que el uso prolongado de dosis altas podría reducir la producción natural de creatina en el cuerpo. Aunque este efecto no está completamente confirmado, expertos recomiendan ciclos de suplementación con períodos de descanso para minimizar posibles impactos.
Recomendaciones para un consumo seguro
Para evitar riesgos, los especialistas coinciden en la importancia de seguir las dosis recomendadas: una fase de carga opcional de 20 gramos diarios (dividida en cuatro tomas) durante 5-7 días, seguida de una fase de mantenimiento de 3-5 gramos diarios. También se aconseja optar por creatina monohidrato, la forma más estudiada y efectiva, y mantener una hidratación adecuada. “La consulta con un nutricionista es clave, especialmente para quienes tienen condiciones médicas previas”, agrega López Grueso.
Organismos como la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva aseguran que la creatina es segura hasta por cinco años en dosis adecuadas. No obstante, el consumo excesivo sigue siendo una preocupación, especialmente entre deportistas jóvenes. Las autoridades sanitarias recomiendan supervisión médica para garantizar un uso responsable.
Antecedentes del uso de la creatina
El auge de la creatina comenzó en los años 90, tras su popularización en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Desde entonces, su mercado ha crecido exponencialmente, impulsado por su efectividad en deportes de alta intensidad. Sin embargo, mitos sobre su relación con la caída del cabello o el daño renal han sido desmentidos por estudios recientes, que enfatizan la seguridad en personas sanas. A pesar de esto, la falta de regulación en algunos productos comerciales subraya la necesidad de elegir suplementos certificados por terceros.
En conclusión, la creatina es un suplemento valioso cuando se usa correctamente, pero el abuso puede generar riesgos evitables. La orientación profesional y el respeto por las dosis recomendadas son fundamentales para maximizar sus beneficios y proteger la salud.