Colonia, ciudad de Alemania se convirtió en el epicentro de violentos disturbios la noche del sábado, cuando una manifestación pacifista dejó un saldo de 150 heridos , según informes oficiales y de los organizadores. Alrededor de 3.000 personas se reunieron bajo el lema “Desarmemos Rheinmetall” para protestar contra el incremento del gasto militar del gobierno alemán y la posible reanudación del servicio militar obligatorio . Sin embargo, lo que comenzó como un acto pacífico derivó en enfrentamientos entre manifestantes y la Policía , quienes se acusan mutuamente de iniciar la violencia .
Por un lado, los convocantes denuncian un uso excesivo de la fuerza policial, mientras que las autoridades aseguran que actuaron ante ataques de los manifestantes. Por lo tanto, el incidente ha generado un intenso debate sobre la libertad de protesta y la respuesta policial en Alemania . Además, la jornada dejó 13 agentes heridos , cuatro de ellos imposibilitados para retomar sus labores, según medios locales.
Una protesta con un mensaje claro.
La manifestación, organizada por grupos pacifistas , buscaba visibilizar la oposición al creciente rearme alemán ya la empresa Rheinmetall , un gigante de la industria armamentística . Los asistentes, en su mayoría jóvenes, abogaban por la desmilitarización del país y la promoción de la amistad internacional . Por ello, el lema “Desarmemos Rheinmetall” resonó en pancartas y consignas, criticando el papel de la compañía en la producción de armas y su influencia en las políticas de defensa .
Asimismo, los manifestantes rechazaron la propuesta del gobierno de reintroducir el servicio militar obligatorio a partir de 2026, en caso de no cubrirse los cupos necesarios. En consecuencia, la protesta se convirtió en un llamado a priorizar la paz sobre el fortalecimiento militar. Sin embargo, la jornada pacífica tomó un giro inesperado cuando la Policía intervino para dispersar a la multitud.
Enfrentamientos y tácticas policiales bajo escrutinio
Según la versión oficial, las autoridades ordenaron la resolución de la marcha tras reportar ataques contra agentes e incumplimientos de las leyes de manifestación. En respuesta, los policías emplearon porras y pulverizador de pimienta para controlar a los aproximadamente 3.000 asistentes. Por su parte, un periodista de la agencia DPA presenció cómo un grupo de manifestantes estaba rodeado en una táctica conocida como “el caldero”, impidiéndoles abandonar el lugar hasta altas horas de la madrugada.
Como resultado, la operación policial culminó a las 5:00 de la mañana con la identificación de 524 sospechosos . Además, dos personas fueron arrestadas por desobedecer la orden de disolución, y una de ellas enfrenta cargos penales por resistirse a la detención y agredir a la policía. No obstante, los convocantes denunciaron que la intervención policial fue desproporcionada , lo que intensificó las críticas hacia las tácticas empleadas.
En este contexto, la diputada del partido La Izquierda , Lisa Schubert , quien estuvo presente en la protesta, alzó la voz contra lo que calificó como un uso “excesivo” de la fuerza . Schubert, junto con otros organizadores, informó que 150 manifestantes resultaron heridos, algunos de gravedad, durante los enfrentamientos. Por lo tanto, exigieron una investigación exhaustiva sobre la actuación policial.
Un debate que trasciende Alemania
Los disturbios han reavivado la discusión sobre el equilibrio entre el orden público y el derecho a la manifestación . Mientras tanto, los organizadores insisten en que su mensaje pacifista fue opacado por la represión policial . Por otro lado, las autoridades defienden su actuación, argumentando que era necesaria para garantizar la seguridad .
En este sentido, el incidente pone en evidencia las tensiones crecientes en Alemania ante el aumento del presupuesto militar y las políticas de defensa. Además, la reintroducción del servicio militar ha generado rechazo en sectores que abogan por un enfoque más diplomático en las relaciones internacionales. Por consiguiente, la protesta en Colonia no solo refleja el descontento con Rheinmetall , sino también con las prioridades del gobierno alemán.
Finalmente, este episodio ha dejado una ciudad marcada por la tensión y un país dividido ante el debate sobre la militarización . Mientras los heridos se recuperan, tanto manifestantes como autoridades exigen claridad sobre los hechos. Por ahora, Colonia permanece en el centro de la atención, con un mensaje que resuena más allá de sus fronteras: la paz , para muchos, sigue siendo una prioridad irrenunciable.