El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que permanece hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos tras la operación quirúrgica intestinal a la se sometió mediados de abril, ha experimentado en las últimas horas un «empeoramiento» de su salud debido a una subida de la presión arterial.

«Presenta empeoramiento clínico, hipertensión arterial y un empeoramiento en las pruebas hepáticas», ha indicado el equipo médico en un comunicado en el que informa de que el expresidente se someterá a «nuevas pruebas de imagen» y permanecerá «en ayuno oral», así como con «nutrición parenteral exclusiva».

De igual forma, su equipo médico ha indicado que se mantiene la recomendación de no recibir visitas. «No hay pronóstico para su alta de la UCI», ha dicho, agregando que seguirá con la «fisioterapia motora» y con las «medidas para prevenir la trombosis venosa».

Bolsonaro recibió una orden judicial

En la víspera, Bolsonaro recibió una citación judicial por orden del juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes al respecto del delito de golpe de Estado por el que está siendo investigado, en relación a los ataques a las instituciones en enero de 2023, respondiendo visiblemente contrariado.

Bolsonaro llegó a reprochar de manera un tanto airada a la funcionaria judicial que le entregara la citación estando en la UCI. Sin embargo, el Supremo tomó esta decisión después de que estuviera el martes más de dos horas participando en una transmisión en vivo a través de redes sociales desde su habitación del hospital.

El expresidente brasileño se encuentra hospitalizado en el hospital DF Star de Brasilia, donde tuvo una intervención de once horas para tratar una obstrucción intestinal vinculada a las secuelas del ataque con arma blanca que sufrió en 2018.

Las visitas de Bolsonaro al médico por las secuelas de este ataque se volvieron recurrentes en los últimos años. Esta ha sido la sexta cirugía a la que se somete y la novena hospitalización desde entonces. Además de pruebas rutinarias, ha llegado incluso a pasar varios días ingresado, como el año pasado, cuando llegó a permanecer casi dos semanas en un hospital de Sao Paulo.