El Banco Central del Ecuador, después de las elecciones de la segunda vuelta, emitió un informe que reconoce que la economía ecuatoriana experimentó una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 2% en 2024.
Esta situación se atribuye a factores como la larga crisis energética, la galopante inseguridad, ajustes fiscales como la elevación del IVA y una desaceleración del proceso productivo.
En diversos escenarios he sostenido que una vez que hasta finales del primer semestre de 2024, Ecuador había experimentado una contracción en el PIB del 2 %, era previsible que con los largos apagones que paralizaron la economía hasta por 14 horas, conduciría a una contracción a finales de 2024, del 3 %. Por tanto, el informe del Banco Central es conservador, pero en definitiva evidencia la situación recesiva en que se debate el país y que no tiene rumbo fijo.
La recesión refleja una crisis más profunda, no es una simple desaceleración cíclica. Este analista sostiene que la economía enfrenta enormes retos debido a la escasa inversión pública y privada, la creciente inseguridad, a la que se ha dado por llamar “guerra interna” que ha ahuyentado a la inversión externa directa, a esto se suma las políticas fiscales como el aumento del IVA y la eliminación de subsidios, que han ralentizado la recuperación económica.
Un proceso recesivo tiene lugar cuando la economía decrece durante dos trimestres consecutivos. Que implica una menor producción, menor empleo, menor consumo y, por lo tanto, las familias y el grueso empresarial experimentan drástica reducción en sus ingresos. Y se ve reflejada en una economía estancada, sin capacidad de reacción inmediata. La falta de inversión y planificación en el sector eléctrico paralizó la economía, redujo ganancias y propició despidos masivos de trabajadores.
De acuerdo a los principios económicos, en situaciones de crisis, lo adecuado es reducir los impuestos, para estimular el consumo, pero Ecuador para cumplir con los acreedores internacionales hizo lo contrario, elevó el IVA, para supuestamente sanear las finanzas públicas y consiguió reducir el poder adquisitivo, poner un tabique al consumo y desacelerar el crecimiento económico.
Frente a la recesión, se necesita realizar una profunda revisión de las políticas públicas y avanzar hacia una estrategia integral que reduzca las tasas de interés, que promueva la inversión interna y externa, al mismo tiempo que garantice seguridad y promueva la diversificación económica y encamine al país hacia el desarrollo sostenido.