Es necesario que desde el sector oficial surjan propuestas para incentivar la generación y el sostenimiento del empleo para recuperar y dinamizar la economía del país.
Si bien la crisis sanitaria ocasionada por la propagación del coronavirus derivó en severos problemas económicos en todo el mundo, Ecuador ya venía arrastrando problemas de esta índole.
Las cifras oficiales a diciembre del 2020 revelan una preocupante caída en el empleo pleno, un incremento en el número de desempleados y subempleados, y más informalidad.
A esto se suma la baja competitividad del país para atraer a la inversión, causada, entre otros factores, por la rigidez de las leyes tributarias y laborales, pues en muchos casos el empresario sigue siendo mal visto, incluso por el Estado.
Mientras no haya incentivos a la inversión y se creen leyes más flexibles, el país seguirá siendo una opción menos favorable, tanto más cuando países vecinos ofrecen otras ventajas y se adelantaron en la firma de acuerdos comerciales.
Es cierto que la crisis económica es el síntoma de un problema global, pero se puede mejorar con la voluntad y decisión del Gobierno, sea de la tendencia que fuere.
