En las alturas del Parque Nacional Sangay, donde el viento murmura entre los páramos de Chimborazo, las lagunas de Ozogoche guardan un enigma natural, en este lugar tiene lugar un ritual que es todo un misterio e involucra a las aves llamadas cuvivíes.
Ubicadas en las comunidades de Totoras y Ozogoche Alto, en el cantón Alausí, estas 45 lagunas, a 3.788 metros sobre el nivel del mar, son un destino singular. Cada septiembre, cientos de aves migratorias, conocidas como cuvivíes, llegan desde Canadá. Sin explicación científica clara, se precipitan hacia las aguas gélidas, en un fenómeno que intriga a visitantes y locales.
El complejo lacustre de Ozogoche, en la parroquia rural de Achupallas, atrae a turistas nacionales e internacionales. A 50 kilómetros del centro de Alausí, el lugar ofrece una experiencia única en el corazón andino. Actividades como ferias, música en vivo, danzas, deportes al aire libre y gastronomía típica complementan la observación de este evento natural.
El trayecto desde Riobamba, a unos 100 kilómetros, requiere tomar buses desde la Terminal Terrestre hasta el sector Charicando, en la parroquia Tixán. Desde allí, transportes mixtos llevan a los visitantes hasta las lagunas, con costos entre 18 y 20 dólares, según el tiempo de permanencia.
Un ritual en la niebla
En las mañanas frías de septiembre, cuando la bruma abraza las lagunas, los cuvivíes irrumpen en el silencio con su vuelo final. En un instante, se lanzan al agua cristalina, como si respondieran a un llamado ancestral. Las comunidades locales, entre cánticos y ofrendas, rinden tributo a la Pachamama, agradeciendo sus dones. Estas ceremonias, cargadas de simbolismo, tejen un lazo entre la vida, la muerte y la tierra.
El fenómeno ocurre principalmente en la laguna más grande del complejo. Según las creencias locales, una energía singular emana de sus aguas, atrayendo a las aves. Los rituales, realizados los días 21 y 22 de septiembre, transforman el paisaje en un escenario de conexión espiritual. Los lugareños, con respeto, honran a las aves y a la naturaleza que las acoge.
Un destino de tradiciones y naturaleza
El turismo comunitario es el alma de Ozogoche. Los guías locales, por un dólar por persona, mantienen limpio el entorno y comparten su conocimiento. La comunidad de Ozogoche Alto, con unas 50 familias, vive principalmente de la crianza de ganado ovino, adaptada al clima riguroso del páramo.
Además de las ceremonias, los visitantes disfrutan de caminatas, cabalgatas y pesca artesanal. Las ferias ofrecen platos típicos, mientras el camping permite sumergirse en la tranquilidad del paisaje. La fauna silvestre, como osos de anteojos, pumas y cóndores andinos, enriquece la experiencia en el Parque Nacional Sangay.
El misterio de los cuvivíes y su legado
El nombre Ozogoche, de raíces jíbaras, evoca un lugar de soledad y deseo. Las lagunas, rodeadas de montañas imponentes, parecen guardar secretos antiguos. Los cuvivíes, al elegir este lugar para su sacrificio, refuerzan su aura mística. Este evento, único en el mundo, atrae a quienes buscan comprender la naturaleza.
El acceso a las lagunas es público, pero el turismo comunitario fomenta la sostenibilidad. Desde Charicando, a 36 kilómetros de las lagunas, el trayecto en transporte mixto toma cerca de una hora. Desde Guayaquil, el recorrido de 230 kilómetros dura unas cuatro horas y media.
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El misterio de los cuvivíes es todo en un enigma
Las lagunas de Ozogoche no solo son un espectáculo natural, sino un espacio de introspección. Los visitantes, al caminar por el páramo, sienten la presencia de la Pachamama. Las ceremonias ancestrales, con sus cánticos y ofrendas, recuerdan la conexión entre el hombre y la tierra. El misterio de los cuvivíes permanece sin respuesta científica.
El Parque Nacional Sangay, con su biodiversidad y paisajes, es un tesoro de Chimborazo. Las actividades al aire libre, desde caminatas hasta deportes, complementan la experiencia cultural. Los guías locales, con su hospitalidad, hacen que cada visita sea memorable.
Un evento que trasciende fronteras
Cada septiembre, las lagunas se convierten en un punto de encuentro global. Turistas de Ecuador y del extranjero llegan para presenciar el fenómeno de los cuvivíes. La comunidad organiza eventos que resaltan la riqueza cultural de Achupallas. El misterio de los cuvivíes une a las personas en torno a la naturaleza.
El viaje a Ozogoche, aunque requiere esfuerzo, recompensa con vistas únicas y experiencias auténticas. Desde Riobamba, el trayecto de dos horas y cuarenta minutos lleva a un mundo donde el tiempo parece detenerse. Las lagunas, con su calma y su enigma, invitan a la contemplación.
Un lugar de conexión espiritual
En el corazón del páramo, las lagunas de Ozogoche son más que un destino turístico. Son un espacio donde la vida y la muerte se entrelazan. El misterio de los cuvivíes, con su carga simbólica, inspira respeto por la naturaleza. Este fenómeno, junto a las tradiciones locales, perdura como un legado andino.