Para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la palabra más bonita del diccionario es «aranceles», según él mismo ha declarado.
Los aranceles, impuestos aplicados a bienes importados o exportados, han sido una herramienta fundamental en la historia del comercio internacional. Su uso se remonta a las primeras civilizaciones, y su evolución refleja los cambios en las prioridades económicas y sociales de cada época.
Desde el antiguo Egipto hasta las recientes políticas de Donald Trump y Joe Biden, los aranceles han sido utilizados para proteger economías, generar ingresos y ejercer presión política.
La antigüedad: los primeros aranceles
El uso de aranceles se remonta a las primeras civilizaciones. En el antiguo Egipto, los fenicios y los hindúes ya aplicaban impuestos a las mercancías que cruzaban sus territorios, principalmente para financiar al Estado y regular el comercio.
Un ejemplo claro es Atenas en el siglo IV a.C., donde el puerto del Pireo cobraba un impuesto del 2% a bienes importados como el grano. Este gravamen tenía un doble propósito: recaudar fondos para el tesoro y favorecer a los productores locales al encarecer los productos extranjeros.
La Edad Media: aranceles en el Feudalismo
En la Edad Media, los aranceles se consolidaron como una fuente esencial de ingresos para reinos y ciudades-estado. En Europa, los señores feudales cobraban peajes como el pontazgo o el barcaje, que permitían el paso de mercancías por puentes, ríos o puertos.
Ciudades comerciales como Venecia, Génova y Barcelona aplicaban impuestos variables según el origen de los bienes, protegiendo sus mercados y asegurando un balance comercial favorable.
Durante este período, los aranceles no solo generaban ingresos, sino que también controlaban el flujo de recursos estratégicos. En Inglaterra, por ejemplo, Eduardo III prohibió la importación de telas de lana en el siglo XIV para impulsar la producción local.
La Edad Moderna: aranceles y mercantilismo
Con la era de los descubrimientos, entre los siglos XV y XVII, los aranceles se convirtieron en un pilar del mercantilismo, la doctrina económica que buscaba maximizar exportaciones y minimizar importaciones para acumular riqueza.
Las potencias coloniales, como España e Inglaterra, usaban aranceles para controlar el comercio con sus colonias. Las Leyes de Navegación británicas, por ejemplo, obligaban a las colonias americanas a canalizar todo su comercio a través de Inglaterra, gravando cualquier intercambio directo con otros países.
El siglo XIX: Entre el proteccionismo y el libre comercio
El siglo XIX marcó un punto de inflexión en la historia de los aranceles, con un intenso debate entre proteccionismo y libre comercio.
En Estados Unidos, los aranceles fueron una fuente clave de ingresos desde la independencia en 1789, comenzando con una tasa del 5% que se elevó al 12.5% promedio hasta 1812. Entre 1865 y 1932, el Partido Republicano, que representaba los intereses industriales del norte, impulsó un proteccionismo agresivo con tasas promedio del 35-50%.
El siglo XX: De la Gran Depresión a la Globalización
El siglo XX mostró los efectos más extremos de los aranceles. En 1930, Estados Unidos aprobó la Ley Smoot-Hawley, que elevó aranceles a más de 20.000 productos importados, con tasas promedio entre el 15% y el 40%.
Aunque buscaba proteger a agricultores e industriales, el resultado fue catastrófico: otros países respondieron con aranceles retaliatorios, el comercio global cayó un 66% entre 1929 y 1934, y la Gran Depresión se agravó.
Algunos analistas incluso vinculan esta ley al auge del nacionalismo económico que facilitó el ascenso de regímenes como el de Hitler, contribuyendo indirectamente a la Segunda Guerra Mundial.
Tras la guerra, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1947 buscó liberalizar el comercio, reduciendo aranceles y estableciendo reglas más claras. La creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995 consolidó esta tendencia.
El siglo XXI: aranceles como arma política
En las últimas décadas, los aranceles han resurgido como una herramienta política. Durante su primera presidencia (2017-2021), Donald Trump impuso aranceles del 25% a productos como el acero y el aluminio, y tasas del 10-25% a bienes chinos, desencadenando una guerra comercial con China, que respondió con aranceles del 10-15% a productos agrícolas estadounidenses.
La administración Biden mantuvo muchas de estas políticas e incluso elevó aranceles al 100% sobre vehículos eléctricos chinos.
Ahora, en su segundo mandato, Trump anunció el miércoles la imposición de aranceles «recíprocos» contra decenas de países. Entre ellas están incluidas las principales economías del mundo, a las que acusó de prácticas comerciales injustas contra Estados Unidos.