El sacerdote italiano Francesco Rizzo, quien durante 19 años fue párroco de la iglesia Espíritu Santo en la ciudadela Los Bosques de Portoviejo, regresa a esta ciudad que considera su segunda casa. En esta ocasión, llega acompañado de Monseñor Short Francis Gomes, Obispo de Sylhet, Bangladesh, país asiático donde Rizzo cumple una misión desde noviembre de 2017, impulsada por la Diócesis de Ibarra bajo el liderazgo de Monseñor Darío Maggi, otro italiano con vínculos en Portoviejo.
La conexión entre Ecuador y Bangladesh, dos pueblos unidos por la fe católica, se hará evidente este domingo 30 de marzo de 2025, cuando ambos sacerdotes oficiarán una misa en la iglesia Espíritu Santo, ubicada en la calle Cinco de Junio, a las 07h00. La comunidad portovejense se reunirá para celebrar junto a Rizzo, su guía espiritual por casi dos décadas, y Monseñor Francis Gomes, quien destacó la belleza de Ecuador y Manabí, resaltando los lazos fraternales que esta visita fortalece.
El obispo bengalí, quien antes recorrió las diócesis de Latacunga e Ibarra, expresó su admiración por “cómo el pueblo cristiano vive la fe y la liturgia”, encontrando similitudes entre ambos países.
Una vida dedicada a la misión
Francesco Rizzo, quien sirvió en Portoviejo entre 1998 y 2017, dejó una huella imborrable al liderar, junto a Monseñor Darío Maggi y el apoyo de amigos italianos y feligreses, la construcción de la iglesia Espíritu Santo. Hoy, su labor continúa en Bangladesh, un país de 11 millones de habitantes, mayoritariamente musulmán, donde los católicos, apenas 20.000, viven en pequeñas aldeas agrícolas.
“Sylhet es una región pobre, donde los cristianos son jornaleros que cultivan té y hojas de pan. Sin la Iglesia, no tendrían acceso a educación ni salud”, relató Rizzo.
En su misión, el sacerdote italiano ya logró construir la iglesia San Miguel Arcángel, con una casa para sacerdotes y huéspedes, que será inaugurada en mayo. Además, levantaron un dispensario médico y avanzan en una residencia para estudiantes mujeres, muchas de las cuales abandonan la escuela por la distancia de sus aldeas. El próximo objetivo es una residencia para jóvenes varones, ampliando el apoyo a esta comunidad vulnerable.
Regreso a Portoviejo
Rizzo, quien permanecerá en Portoviejo hasta el martes 2 de abril, describió su experiencia en Bangladesh como “un encuentro con mis raíces cristianas”, destacando el desafío de aprender el idioma bengalí y adaptarse a una realidad distinta. Sin embargo, su alegría por reencontrarse con la comunidad manabita es evidente.
“Aquí tengo amigos y un trabajo reconocido”, afirmó, invitando a todos a la eucaristía del domingo, donde se celebrará esta hermandad entre Ecuador y Bangladesh forjada por la Iglesia.