Ecuador espera aumentar la disponibilidad de generación térmica hasta un 85% antes de fin de año, como parte del nuevo Plan de Estiaje 2025-2026, presentado este martes por el presidente Daniel Noboa Azin y el Directorio de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP). El objetivo: evitar una repetición de la crisis energética de 2024, que dejó cortes de hasta 14 horas diarias en todo el país.
Recuperación del sistema: la promesa del 85%
Durante una reunión en Quito, el gerente de Celec, Gustavo Sánchez, confirmó que se sumarán 979 megavatios (MW) al Sistema Nacional Interconectado. Este incremento será clave para atravesar el periodo de estiaje previsto entre septiembre y noviembre de 2025, sin cortes eléctricos. “Esto nos da la facilidad de poder pasar, sin problema, el estiaje”, dijo el funcionario.
La meta es ambiciosa. De cumplirse, Ecuador alcanzaría una disponibilidad térmica del 85%, un récord histórico para el parque térmico nacional, que ha operado por años con menos del 50% de su capacidad instalada.
En mayo pasado, el país alcanzó una demanda pico de 5.110 MW, que fue cubierta con las centrales actualmente operativas. Sin embargo, la experiencia de 2024 demostró que el sistema necesita refuerzos urgentes.
Nuevas incorporaciones y recuperación de unidades
El plan contempla alquileres temporales, recuperación de unidades abandonadas y generación de emergencia. Celec alquilará 260 MW en Pascuales, e incorporará 241 MW provenientes de las nuevas plantas Salitral, Quevedo III y Esmeraldas III, ya contratadas y previstas para entrar en operación en diciembre.
Además, se reactivará una unidad a gas de Termogas Machala con 65.5 MW de capacidad, y se recuperaron recientemente 84 MW de generación hidroeléctrica y térmica.
Estos avances forman parte de un programa de inversión y saneamiento de la empresa pública. “Se están realizando todos los cambios para que Celec esté saneada”, afirmó la ministra de Energía y Minas, Inés Manzano.
Lecciones de una crisis sin precedentes
La crisis energética de 2024 golpeó al país con fuerza. Apagones de hasta 14 horas diarias provocaron pérdidas económicas estimadas entre $7.500 y $12.000 millones, paralizaron industrias y afectaron a millones de ciudadanos.
Las causas fueron múltiples: una de las sequías más severas en 60 años, la falta de mantenimiento en centrales termoeléctricas, y una alta dependencia de la generación hidroeléctrica. La central Coca Codo Sinclair operó con el embalse al 2%, mientras el complejo Paute —que aporta el 38% de la energía nacional— sufrió el impacto directo del déficit hídrico.
A esto se sumó el cese de importaciones desde Colombia en octubre, cuando el vecino país también enfrentó su propia emergencia energética.
Inversiones para evitar el colapso
La ministra Manzano señaló que “no vamos a volver a pasar” por una crisis similar, aunque subrayó que se requiere inversión estratégica y gestión eficiente. “Todos sabemos lo que significa estar sin luz. El costo es alto. Por eso garantizo que no lo vamos a repetir”, sostuvo.
El nuevo plan busca garantizar el suministro ante escenarios climáticos adversos, pero también resalta una deuda histórica: la falta de planificación energética estructural, que dejó al país sin nueva generación desde 2016.
Aunque los anuncios dan señales de recuperación, expertos advierten que el riesgo de nuevos racionamientos se mantienen en Ecuador.