A pesar de que los precios mundiales del café han alcanzado niveles históricos, acercándose a los 4 dólares estadounidenses por libra, Ecuador se enfrenta a una grave crisis que amenaza la producción de uno de sus productos agrícolas más emblemáticos. Si bien el aumento de los precios podría parecer una motivación para los agricultores, la alegría por las condiciones favorables del mercado se ve ensombrecida por problemas como la escasez de mano de obra y la incapacidad de satisfacer la creciente demanda del producto.
El país tiene un enorme potencial para vender su café a precios competitivos en el mercado internacional, pero no puede cubrir la demanda debido al déficit de trabajadores y la reducción de tierras cultivables. De las 526,000 hectáreas que alguna vez se dedicaron al café, hoy quedan solo 26,000 hectáreas. Esta disminución colosal podría llevar a Ecuador a una crisis agrícola sin precedentes.
La falta de mano de obra es uno de los principales obstáculos que afecta la producción. Muchos caficultores superan los 60 años de edad, y existe una escasez catastrófica de jóvenes dispuestos a trabajar en los campos. Esto genera barreras críticas para mantener e incrementar los volúmenes de producción, lo que a su vez pone en riesgo el futuro del café ecuatoriano.
Falta café en el país; también quien ayude a su cosecha
La escasez de café y mano de obra en Ecuador es un problema que debe abordarse con urgencia. Si las autoridades no toman medidas activas para reactivar la producción, el país no solo arriesga perder su posición en el mercado internacional. También se expone a enfrentar graves consecuencias económicas. Es crucial diseñar estrategias para atraer a la juventud al sector agrícola. Así como medidas para restaurar y expandir las tierras cultivables, garantizando así el desarrollo sostenible de esta industria clave.
En un contexto donde la demanda global de café sigue en aumento. Ecuador debe aprovechar todos sus recursos y oportunidades para no desaprovechar su oportunidad de consolidarse en el mercado cafetalero mundial. Solo así el país podrá no solo preservar, sino multiplicar su legado en la producción cafetalera, asegurando el bienestar de sus agricultores y de la nación en su conjunto.