El gobierno de Donald Trump anunció el 22 de abril de 2025 la prohibición de seis colorantes artificiales en alimentos en Estados Unidos a partir de finales de 2026, citando riesgos para la salud. La medida, liderada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), busca eliminar aditivos ligados a hiperactividad, diabetes y cáncer.
Marty Makary, jefe de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), informó en rueda de prensa que la decisión suprime todos los colorantes derivados del petróleo, incluyendo Rojo 40, Amarillo 5, Amarillo 6, Azul 1, Azul 2 y Verde 3. Estos aditivos, utilizados en dulces, cereales, salsas y bebidas, han sido relacionados con problemas de salud como hiperactividad en niños, diabetes y ciertos tipos de cáncer, según estudios citados por la FDA.
Medida impulsada por Joe Biden
La medida amplía una prohibición previa impulsada por el expresidente Joe Biden, quien en su administración eliminó el colorante Rojo 3 (E127 en Europa) en América del Norte, tras evidencias de su vínculo con el cáncer en animales, conocido desde hace más de tres décadas. La nueva política de la administración Trump busca erradicar por completo los colorantes artificiales en el mercado estadounidense, priorizando la seguridad alimentaria.
“Ninguno de estos colorantes aporta valor nutricional”, afirmó Makary, citando a expertos como Peter Lurie, quien destacó que estos aditivos solo buscan mejorar la apariencia de los alimentos para fines comerciales. “Engañan al consumidor haciéndole creer que los productos son más atractivos o afrutados de lo que realmente son”, añadió Lurie.
La prohibición impactará a miles de productos procesados que dependen de estos colorantes para su presentación visual. La FDA planea trabajar con la industria alimentaria durante los próximos 18 meses para facilitar la transición hacia alternativas naturales o la reformulación de productos. Esto incluye el uso de colorantes derivados de fuentes como frutas, vegetales o especias. Estos están siendo adoptados por algunas marcas en respuesta a la creciente demanda de alimentos más saludables.
Reacciones por la prohibición de colorantes artificiales
El anuncio ha generado reacciones mixtas. Expertos en salud pública han aplaudido la medida, considerándola un paso significativo hacia la reducción de riesgos asociados con los aditivos químicos. Sin embargo, representantes de la industria alimentaria han expresado preocupaciones sobre los costos y los plazos para adaptar sus procesos de producción. Algunos fabricantes argumentan que los colorantes artificiales, aprobados previamente por la FDA, son seguros en las cantidades reguladas y que la prohibición podría afectar la competitividad de ciertos productos en el mercado.
El contexto de esta medida se enmarca en un creciente escrutinio global sobre los aditivos alimentarios. En Europa, varios colorantes artificiales han sido restringidos o prohibidos durante años, lo que ha llevado a Estados Unidos a alinearse parcialmente con estas normativas. La Unión Europea, por ejemplo, exige advertencias en los productos que contienen ciertos colorantes, como Amarillo 5, debido a su posible impacto en el comportamiento infantil.
Presión de consumidores
La decisión también responde a la presión de consumidores y organizaciones que abogan por una alimentación más transparente y saludable. En los últimos años, campañas en redes sociales y estudios independientes han incrementado la conciencia sobre los efectos a largo plazo de los aditivos químicos. De esta forma se ha impulsado a las autoridades a tomar medidas más estrictas.
La FDA ha indicado que supervisará el cumplimiento de la prohibición y realizará inspecciones para garantizar que los productos en el mercado cumplan con la nueva regulación a partir de 2026. Además, se espera que la agencia publique guías detalladas para los fabricantes en los próximos meses. Especificando las alternativas permitidas y los plazos exactos para la eliminación de los colorantes. Esta política representa uno de los cambios más significativos en la regulación alimentaria de Estados Unidos en décadas. Reflejando un enfoque renovado en la salud pública bajo la administración Trump.
La prohibición de colorantes artificiales se alinea con tendencias globales hacia una alimentación más natural y regulaciones más estrictas sobre aditivos. Esta medida podría influir en otros países y reforzar los esfuerzos por reducir el uso de químicos en la industria alimentaria.