La producción de maíz en Ecuador ha presentado una marcada concentración territorial en el período comprendido entre 2020 y 2025. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Los Ríos representa el 37% del área destinada al cultivo de este cereal a nivel nacional, seguido por Manabí con el 32%, lo que implica que ambas provincias agrupan el 69% del total del área maicera.
Este fenómeno no es nuevo, según agricultores, pero se ha consolidado en los últimos cinco años, reforzando el papel de estas provincias como motores del agro ecuatoriano. El maíz, tanto en su variedad duro como suave, es un producto clave en la alimentación y economía local, particularmente por su uso en la cadena avícola y porcina.
Concentración regional de la producción de maíz
La preferencia por ciertas regiones no es aleatoria. Condiciones climáticas favorables, acceso a recursos hídricos, y una infraestructura agrícola más desarrollada han convertido a Los Ríos y Manabí en polos naturales de la producción de maíz, señalan expertos.
En Los Ríos, el sistema de riego consolidado y la mecanización progresiva han facilitado la expansión del cultivo, sobre todo en cantones como Babahoyo y Quevedo. Por su parte, Manabí, a pesar de enfrentar condiciones más secas, ha mantenido altos niveles de producción gracias a prácticas agroecológicas y a la recuperación tras el terremoto de 2016.
Además, la tradición agrícola de ambas provincias, combinada con políticas públicas de apoyo al agro, ha favorecido la estabilidad de los cultivos y su permanencia como una fuente segura de ingresos para miles de familias campesinas. Sin embargo, aún hay temas pendientes. Joffre Quimís, dirigente de los productores de maíz en Manabí, destacó por ejemplo, la necesidad de obras de mitigación más profundas para enfrentar las recurrentes inundaciones que afectan a los cultivos.
Pedro Alcívar, agricultor de Calceta cabecera del cantón Bolívar, dijo que invirtió más de 800 dólares en sus cultivos, pero las inundaciones arrasaron con todo.
Dinámicas productivas y desafíos
Aunque la concentración geográfica favorece la eficiencia logística y de comercialización, también implica riesgos. La dependencia de dos provincias para casi el 70% de la producción nacional de maíz podría traducirse en vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos o plagas, como ocurrió con la afectación del gusano cogollero en 2023.
A esto se suma la variabilidad en los precios del maíz y la competencia con maíz importado, lo que ha generado inquietudes entre los productores locales. Diversos gremios han solicitado mayor control estatal y apoyo técnico para mejorar los rendimientos por hectárea, los cuales aún son bajos en comparación con estándares internacionales.
Isidro Muñiz, agricultor del cantón 24 de Mayo, espera que una vez que empiece a salir la cosecha, exista control para que las comercializadoras respeten el precio oficial.
De igual forma, el costo de los insumos agrícolas sigue siendo una barrera para muchos pequeños y medianos productores, que reclaman políticas de subsidio o incentivos más efectivos para sostener la producción.
Proyecciones y sostenibilidad
Según estimaciones del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), se espera que la producción de maíz en estas provincias se mantenga estable hasta 2025, con ligeros aumentos en áreas cultivadas en cantones menos explotados agrícola y ambientalmente.
No obstante, se plantea la necesidad de diversificar la producción regional, impulsando cultivos alternativos que generen ingresos complementarios y reduzcan la presión sobre los suelos. Igualmente, expertos han señalado la urgencia de incorporar tecnologías de agricultura de precisión y mejorar el acceso a créditos verdes.
Además, se destaca el papel que podrían jugar otras provincias como Guayas, Bolívar y El Oro, que si bien tienen una menor participación (conjuntamente no superan el 20% del total), poseen potencial para expandir el cultivo de maíz en condiciones sostenibles.
En el 2023, la producción de maíz en Manabí superó las 467 mil toneladas. Para este año, esa cifra podría ser superada por la buena producción que se proyecta en las 100 mil hectáreas que se han sembrado, señaló Antonio Delgado, presidente de la Red de Agricultores de Tosagua (Manabí).