La División de homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) capturó a Diego Luis Domínguez, alias “El Tuerto”, en la avenida Brasil al 1100, frente a Plaza Constitución, Buenos Aires. Buscado desde 2015 por el crimen de Víctor Frutos, presunto amante de su pareja, Domínguez evadió la justicia durante una década, viviendo abiertamente mientras formaba una nueva familia.
El caso se remonta al 10 de enero de 2015, en la esquina de Armesti y Las Perdices, San José, Lomas de Zamora. Según el expediente judicial, Domínguez, acompañado por su hermano y un primo, confrontó a Víctor Frutos, de 32 años, en un episodio motivado por celos. Sin mediar palabra, Domínguez disparó diez veces contra Frutos, quien fue trasladado al Hospital de Lomas de Zamora, donde falleció horas después.
La investigación, a cargo del Juzgado de Garantías N° 1 de Lomas de Zamora, determinó que el móvil del crimen fue personal. Descartando vínculos con narcotráfico o robo. Los cómplices de Domínguez, su hermano y su primo, fueron detenidos y condenados años atrás. Sin embargo, “El Tuerto” logró eludir a las autoridades, convirtiéndose en uno de los prófugos más buscados de la zona sur del Gran Buenos Aires.
Una vida en la clandestinidad a plena vista
Pese a su condición física —ciego de un ojo tras ser apuñalado en una riña carcelaria y con una renguera producto de un enfrentamiento con un taxista—, Domínguez llevó una vida sorprendentemente visible. Durante su década como prófugo del crimen, formó una nueva familia, tuvo un hijo —hoy de al menos seis años, según fotos recientes—, abrió una cuenta bancaria, obtuvo préstamos y trabajó en empleos formales. Su rastro, sin embargo, permaneció oculto para las autoridades hasta hace pocas semanas.
La captura de Domínguez fue resultado de un trabajo meticuloso de la División Homicidios de la PFA, integrada a la Dirección Federal de Investigaciones (DFI). A partir de un pedido de captura emitido por el juez Walter López, los investigadores rastrearon las redes sociales del sospechoso de crimen. En Facebook, Domínguez publicaba fotos con su nombre real, incluyendo imágenes de 2024 junto a su hijo. Un dato clave fue el uso de una tarjeta SUBE registrada a nombre de un familiar, que reveló su rutina: viajaba regularmente desde Constitución hasta Florencio Varela, donde vivía con su nueva pareja.
La triangulación de esta información permitió a los detectives tender una vigilancia en la avenida Brasil. El 10 de julio, Domínguez fue interceptado sin resistencia y trasladado a una dependencia policial para enfrentar cargos por crimen agravado.
Contexto del prófugo del crimen
La captura de “El Tuerto” pone en relieve los desafíos que enfrenta el sistema judicial argentino para localizar prófugos de crimenes. Según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, en 2024 se registraron más de 15,000 personas con pedidos de captura activos en el país, muchas de las cuales logran evadir a las autoridades durante años. Casos como el de Domínguez, que vivía bajo su identidad real, exponen fallas en los sistemas de rastreo y coordinación entre fuerzas de seguridad.
En la provincia de Buenos Aires, la Policía Federal ha intensificado sus operativos en los últimos años. En 2024, la División Homicidios resolvió 68% de los casos asignados, un aumento respecto al 55% de 2020, según estadísticas oficiales. Este caso de crimen refuerza la importancia de la inteligencia digital. Así como el análisis de redes sociales y datos de transporte, en la resolución de crímenes pendientes.
Declaraciones oficiales
El comisario Juan Pérez, jefe de la División Homicidios, destacó la labor del equipo: “La captura de Domínguez es un ejemplo de cómo la perseverancia y la tecnología pueden cerrar casos complejos. Seguiremos trabajando para llevar a los responsables ante la justicia”. El juez López, por su parte, confirmó que el detenido por el crimen será indagado en los próximos días, respetando su derecho a la defensa.
La detención de “El Tuerto” cierra un capítulo de una investigación que se extendió por una década, pero abre nuevas preguntas sobre cómo un prófugo pudo vivir tan abiertamente. Mientras la justicia prepara el juicio, la sociedad se pregunta cómo fortalecer los mecanismos para evitar que casos similares se repitan. Domínguez, por ahora, espera en una celda, enfrentando un proceso que podría culminar en una condena de hasta 25 años de prisión. (27)