A pesar de los altibajos de rendimiento, marcados por las dificultades para crear oportunidades y por la irregularidad de los centrales Yerry Mina y Davinson Sánchez, la Copa América de Brasil fue un experimento positivo para el seleccionador de Colombia, Reinaldo Rueda, que tuvo poco más de un mes para conocer a sus jugadores y planificar el futuro.
Su equipo terminó en el tercer lugar del torneo tras vencer 3-2 el viernes a Perú con una actuación superlativa del extremo Luis Díaz, quien anotó un doblete, terminó como máximo goleador cafetero con cuatro tantos y se apropió de un puesto en el once titular de su selección.
Los colombianos disputaron siete partidos en el torneo, de los cuales ganaron dos, empataron tres y perdieron dos, mientras que anotaron siete veces y encajaron la misma cantidad de goles.
Dificultades para crear. A lo largo del torneo, la selección cafetera echó en falta la presencia en la convocatoria de sus jugadores más creativos, James Rodríguez y Juan Fernando Quintero, razón por la cual Rueda buscó que su equipo mostrara un fútbol más directo, pero menos creativo.
Allí sucumbieron jugadores como Duván Zapata y Luis Fernando Muriel, que pese a su buen año goleador en el Atalanta no tuvieron una buena Copa América, no lograron anotar ni una sola vez e incluso jugaron, en algunas ocasiones, lejos del área donde son menos peligrosos para las defensas rivales.
No obstante, ahí fue clave Luis Díaz, que con su velocidad y con sus regates hizo daño a las defensas rivales y se convirtió en una sombra indescifrable para los defensores, que, cuando menos se daban cuenta, estaba corriendo tras él tratando de evitar que anotara.
En esa línea y de cara a lo que viene en las eliminatorias del Mundial de Catar 2022, Rueda tendrá que trabajar en mejorar la producción ofensiva y para ello serán claves Quintero y James, cuya presencia le dará creatividad a un equipo que por momentos lució plano y, pese a tener a goleadores consolidados, fue menos peligroso de lo que suele ser.
Uno de los puntos más altos de Colombia en la Copa América fue el viso de solución que encontró el seleccionador para que su equipo empezara a recuperar la solidez defensiva que había perdido en las últimas semanas de trabajo de Carlos Queiroz.
Si bien el equipo encajó siete goles, dos de ellos en el partido por el tercer puesto, las demostraciones defensivas contra Brasil, pese a la derrota 2-1, y ante Argentina, en el empate 1-1 que terminó con la clasificación de la Albiceleste a la final por penaltis, son una bocanada de aire fresco para Rueda.
El líder de ese trabajo fue el centrocampista Wilmar Barrios, una barredora que se apropió de la mitad de la cancha, que además fue clave para iniciar los ataques del equipo y que durante la Copa América demostró que vive el mejor momento de su carrera.
Sin embargo, las dudas de esta zona están enfocadas en Mina y Davinson, dos centrales que desde hace varios años se apropiaron de la titular pero que hoy andan en punto bajo de sus carreras y que se evidencia en sus rendimientos individuales.
La ganancia de Rueda. Pese a no haber concretado el sueño de llegar a la final y ganarla, Rueda destacó lo hecho por sus dirigidos y ve con optimismo el futuro tras lo conseguido en esta Copa América que tachó de inédita por las condiciones, tanto sanitarias como futbolísticas, en las que se jugó.
“La gran ganancia fue haber conocido este grupo más ampliamente en una Copa América inédita, para la historia, de altísimo nivel con selecciones muy bien estructuradas (…) fue haber soportado estos 45 días sin una sola solución negativa”, reflexionó Rueda tras el duelo con Perú, que deja a Colombia con una ilusión grande de ir al Mundial de Catar. EFE