Jhon S., Juan M., Cristopher M. y Jean Ch. fueron condenados a 34 años y 8 meses de prisión por el asesinato de un hombre el 10 de abril de 2024 en la parroquia Andrés de Vera, en Portoviejo. Un crimen planificado y ejecutado desde un vehículo, según demostró la Fiscalía.
El Tribunal de Garantías Penales de Portoviejo dictó sentencia contra cuatro hombres implicados en un violento asesinato que tuvo lugar el 10 de abril de 2024 en la parroquia Andrés de Vera, en el cantón Portoviejo, provincia de Manabí. Jhon S., identificado como el mentalizador del ataque, junto a Juan M., Cristopher M. y Jean Ch., fueron hallados responsables del crimen que segó la vida de un ciudadano y dejó a otro de los implicados herido.
La sentencia, emitida tras un riguroso proceso judicial, impone a cada uno una pena de 34 años y 8 meses de privación de libertad.
El hecho ocurrió cuando Jhon S., citó a la víctima a un punto específico en Andrés de Vera. Según la investigación, un vehículo con cuatro ocupantes llegó al lugar y, desde su interior, se realizaron múltiples disparos.
Los proyectiles impactaron tanto a la víctima como a uno de los agresores, quien también resultó herido en el intercambio. Ambos fueron trasladados a un hospital, pero la víctima falleció poco después debido a la gravedad de las heridas. Un quinto implicado, que también estaba involucrado en el crimen, murió durante el proceso judicial, lo que extinguió la acción penal en su contra.
La Policía actuó con rapidez tras ser alertada del suceso. Un operativo permitió localizar el vehículo utilizado en el crimen y aprehender a sus ocupantes. Paralelamente, agentes se dirigieron a la casa de salud donde se encontraba el sospechoso herido. Al analizar los teléfonos celulares de los implicados, se descubrieron conversaciones que evidenciaban la planificación del ataque, lo que llevó a la aprehensión de Jhon S., señalado como el organizador del delito.
Pruebas que llevaron a la condena
Durante la audiencia de juicio, la Fiscalía presentó un total de 15 pruebas que demostraron la responsabilidad de los ahora sentenciados. Entre los elementos probatorios se incluyeron el acta del levantamiento del cadáver, el informe de la autopsia que confirmó la causa de muerte, y el informe de reconocimiento del lugar de los hechos, que detalló la escena del crimen.
Además, se presentaron el parte policial, los testimonios de los agentes que participaron en las aprehensiones, y videos de vigilancia que captaron el vehículo en el momento del ataque.
La pericia de barrido electrónico fue clave, ya que detectó residuos de disparos en los ocupantes del vehículo, confirmando su participación directa en el crimen.
Asimismo, la pericia de cotejamiento balístico vinculó el arma encontrada en un terreno baldío cercano al lugar con los disparos realizados, ya que uno de los ocupantes la había arrojado allí tras el ataque. Finalmente, la extracción de información de los teléfonos celulares de los procesados reveló conversaciones en las que se planificó el delito, consolidando la teoría de la Fiscalía sobre la premeditación del asesinato.
