Compártelo con tus amigos:

Llamaron a la tienda de Marthita y ella salió a atender como lo hace durante todo el día.El hombre que llamó no le pidió arroz, ni cola ni ningún otro producto que tiene en su tienda. Solo le dijo: “Debe entregarnos 250 dólares”.

Al principio Marthita creyó que se trataba de un robo. Pero después de unos minutos el hombre le explicó que para darle “protección”. Para que no le roben en su negocio debe colaborar con esa cantidad cada mes.

De lo contrario él no podría hacer nada. Él no podría detener a una banda delincuencial que quería hacerle daño. La mujer entre el susto y desconcierto dijo que sí. Que le daría el dinero, pero después de unos días. El hombre lo exigió para el mismo momento.

Marthita le dijo que no contaba con esa cantidad porque su tienda no daba para tanto. Al final ella cedió y entregó el dinero, pero en partes.

A este tipo de delito extorsivo la Policía le conoce como “vacunas”, un término que se usa en Colombia hace más de 25 años y fue el lugar donde se supo por primera vez sobre este acto extorsivo.
Fueron paramilitares y guerrilleros que comenzaron a exigir el pago a grandes industrias y ganaderos. De allí se la empezó a conocer como “vacunas”, pero con los años el delito pasó la frontera y se instaló en el país.
La Policía informó que se lo ha detectado con mayor frecuencia en tres provincias: Pichincha, Guayas y Azuay. Manabí se encuentra en el puesto cinco de las provincias donde más se registra este delito.  

En Manta existen diez denuncias por este delito en la Fiscalía que se investigan como extorsión, ya que el término “vacuna” cruzó la frontera porque inició en ese país hace más de 25 años. Ahora se extendió a mercados y zonas comerciales.  Una investigación de la Policía ha determinado que este delito se está desarrollando en barrios pobres de la ciudad. Esta modalidad de extorsión es usada por las organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico.

Este tipo de “vacunas” también afecta a los pescadores, quienes son extorsionados para darles seguridad y no hacerles “daños” en altamar. La Policía ha descubierto que algunas redes entregan hasta credenciales a los pescadores artesanales para “legitimar”  el pago que hacen todos los meses a las bandas, se informó.