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La muerte sorprendió a Ingrid Milena Párraga Santana, de 18 años de edad cuando comía galletas con café.

Ella fue hallada sin vida la tarde del pasado domingo por un familiar en la casa que habitaba, en el barrio Equinoccial, en el cantón La Concordia.

Byron Párraga, padre de la fallecida, señaló que él y su esposa se enteraron de que a la mayor de sus hijas le había ocurrido “algo” cuando estaban en la finca.

Inmediatamente salieron con rumbo a la casa, en el barrio Equinoccial.

“Cuando nos llamaron, nos dijeron que ella estaba mal, no que estaba muerta. Cuando llegamos, ya se la había llevado el carro de Medicina Legal”, recuerda con tristeza.

El progenitor cuenta que Ingrid se había quedado en casa de su abuela con su hermanita.

La vivienda está a dos cuadras del domicilio de los Párraga Santana.

En horas de la tarde, Ingrid salió con destino a su casa porque tenía que conectarse a las clases de la universidad en la que estudiaba.

“Ya estaba para rendir la última prueba para acabar el segundo semestre de Idiomas en la Universidad de las Fuerzas Armadas (Espe)”, indicó.

Según información preliminar, recabada por los agentes de la Policía Nacional que llegaron a la escena, la joven habría fallecido por un atragantamiento.

Las investigaciones señalan que cuando una paramédico llegó a la vivienda encontró a la chica tendida en el piso “con ausencia de signos vitales, sin reflejos de signos oculares y piel cianótica, con diagnóstico de paro cardiorrespiratorio no presenciado”.

Una familiar que estaba en el sitio informó a los gendarmes que Ingrid habría estado comiendo galletas con café cuando la muerte la sorprendió.

Byron señaló que hace poco su hija había terminado un curso de enfermería y trabajaba eventualmente en un consultorio médico en La Concordia.

“Tenía muchas metas. Quería viajar, salir del país”, indicó dolido Byron ayer mientras esperaba que el cuerpo de su hija salga del centro forense.

“Esto es algo muy duro. Aún no creo que está muerta. El amanecer del sábado tuve un accidente en la carretera yendo a Quito, me volqué. El carro se hizo pedazos y yo estoy bien, y ahora perdí a mi hija. Hubiera preferido morir esa noche para no tener que pasar este dolor”, expresó entre lágrimas.

La familia esperaba los resultados de la autopsia para conocer las causas reales del deceso.