Las esperanzas que María Clemencia Bravo tenía de encontrar a sus hijas con vida, se esfumaron con una llamada telefónica.
A las 11h00 del sábado último, una agente de la Dinased la llamó para pedirle detalles de la ropa que usaban Gabriela y Anahí el día que desaparecieron, luego de salir de su vivienda en el sector Atilio Vélez Aray, de El Empalme (Guayas).
“Mi corazón se emocionó, dije ‘gracias a Dios aparecieron mis hijas’, pero de inmediato la Policía me indicó que ellas habían aparecido, pero muertas”, recuerda María.
“Fue como si me clavaran puñaladas al corazón, nunca perdí las esperanzas de hallarlas con vida, viajé a Machala, me fui al Oriente, recorrí tantos lugares y nunca pude encontrarlas”.
Gabriela y su hermana desaparecieron el pasado 29 de abril.
El sábado fueron halladas varias osamentas que pertenecerían a ellas.
María Clemencia dice que los restos que estaban en la hacienda La Montañuela vestían la ropa que sus hijas cargaban la mañana del 29.
La fémina añadió que a las 14h00 del 29 de abril, al ver que sus hijas no regresaban a casa y no contestaban sus llamadas, ella llamó a Óscar, el hombre que había llevado a las chicas hasta el centro de El Empalme, “él me dijo que las había dejado por el Banco Pichincha, pero al poco tiempo él llegó a mi casa. Estaba con las manos sucias de tierra, también su ropa, además tenía un aruñón por el cuello, ahí le volví a preguntar por mis hijas, esta vez dijo que las dejó por un muro y se fue de inmediato”.
Preocupada por la actitud del sujeto, la madre de Gabriela y Anahí acudió a las 18h00 de aquel día a reportar la desaparición de sus hijas.
Al día siguiente, los agentes de la Policía se contactaron con Óscar, el hombre les dijo que las había dejado, ya no por el Banco Pichincha, ni por los muros, esta vez aseguraba que sus amigas se habían quedado cerca de unos quioscos donde vendían batidos.
Ante las tres versiones diferentes que dio Óscar y la extraña actitud que tenía al llegar ese día a su casa, María supuso que el hombre era el principal sospechoso de la desaparición de sus hijas, “desde esa vez no aparece”.
“Él pretendía a Gabriela”, dijo.