En una presentación televisiva, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, anunció la presencia de misiles balísticos soviéticos en Cuba, a 90 millas de las costas estadounidenses, desencadenando la Crisis de los Misiles. Advirtió que cualquier ataque desde la isla sería considerado un acto de la Unión Soviética, prometiendo una respuesta militar contundente. La revelación, tras el descubrimiento de plataformas de lanzamiento el 14 de octubre de1962, situó al mundo al borde de una guerra nuclear durante la Guerra Fría.
Kennedy impuso una “cuarentena” naval para interceptar envíos de armamento soviético a Cuba, evitando el término “bloqueo” para no escalar tensiones. La decisión, tomada tras deliberaciones con el Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional (Excomm), buscaba ganar tiempo para negociar con el líder soviético Nikita Jrushchov y evitar un conflicto atómico. El anuncio desató pánico global: supermercados en Estados Unidos se vaciaron por compras masivas, y muchos ciudadanos construyeron refugios ante el temor de un ataque nuclear.
Crisis de los Misiles y su origen
La crisis tuvo su origen en la rivalidad entre Estados Unidos y la URSS tras la Segunda Guerra Mundial. Ambos países, antiguos aliados, competían por la supremacía global en una carrera armamentística nuclear. En 1962, Estados Unidos había desplegado misiles Júpiter en Turquía, capaces de alcanzar territorio soviético, mientras Cuba, bajo el liderazgo de Fidel Castro, se alineaba con Moscú tras la Revolución de 1959. Las tensiones entre Washington y La Habana se intensificaron tras la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961 y el embargo económico impuesto por Estados Unidos.
En respuesta a la amenaza estadounidense, la URSS y Cuba instalaron en secreto misiles balísticos R-12 en la isla durante el verano de 1962. El 14 de octubre, un avión espía U-2 pilotado por Richard Heyser capturó 928 imágenes que confirmaron la presencia de plataformas en San Cristóbal, Pinar del Río. La CIA identificó componentes de misiles de medio alcance capaces de alcanzar Washington y otras ciudades estadounidenses, evocando el devastador poder de Hiroshima y Nagasaki.
Las tres opciones
Durante una semana, Kennedy y sus asesores evaluaron tres opciones: negociar con Castro y Jrushchov, imponer un bloqueo naval o atacar Cuba directamente. La tercera opción, según expertos como Peter Kornbluh, director del Proyecto de Documentación de Cuba, habría desencadenado una guerra nuclear. Optando por la cuarentena, Kennedy buscó una solución diplomática mientras mantenía una postura firme en público.
El 24 de octubre, Estados Unidos desplegó 140 navíos, incluidos tres cruceros y un portaaviones, para bloquear las costas cubanas. La URSS respondió enviando 25 barcos, y el 27 de octubre derribó un avión estadounidense, elevando la tensión. Sin embargo, el 28 de octubre, Jrushchov propuso un acuerdo: retirar los misiles de Cuba a cambio de que Estados Unidos no invadiera la isla, levantara el bloqueo y desmantelara sus misiles Júpiter en Turquía. Kennedy aceptó, aunque la retirada de los misiles turcos se mantuvo en secreto.
Cuba, excluida de las negociaciones, se sintió traicionada por la URSS. Castro exigía la devolución de la base de Guantánamo, el fin del embargo y el cese de acciones subversivas, pero sus demandas fueron ignoradas. China, aliada soviética, criticó a Moscú por “capitular”. Para Estados Unidos, el acuerdo fue agridulce, ya que Kennedy se comprometió a respetar el régimen cubano, frustrando los planes de derrocar a Castro.
El teléfono rojo
La Crisis de los Misiles marcó el punto álgido de la Guerra Fría, dejando lecciones duraderas. Asustados por la amenaza nuclear, Estados Unidos y la URSS iniciaron una etapa de distensión conocida como détente. En 1963, se estableció el “teléfono rojo” para facilitar la comunicación directa entre el Pentágono y el Kremlin. Además, se firmaron acuerdos como el Tratado de No Proliferación Nuclear de 1968, limitando la posesión de armas nucleares a cinco países.
A pesar de la resolución, las tensiones persistieron. Estados Unidos mantuvo su embargo contra Cuba, vigente hasta hoy, y los bloques continuaron enfrentándose en conflictos como Vietnam y Afganistán. La crisis de 1962 evidenció los riesgos de la rivalidad nuclear y la fragilidad de la paz global. (10)