Un bebé de apenas cinco meses, identificado como Josua Jael Campos, falleció la noche del miércoles 30 de abril en la ciudadela Brisas del Río, en Babahoyo, Ecuador, tras caer por un hueco en el piso de su vivienda de madera a una poza de agua. La madre del menor, de 19 años, se encontraba dormida al momento del hecho, según testimonios de familiares.

La tragedia del bebé que conmocionó a un barrio

La fatal caída ocurrió alrededor de las 19h00 del miércoles. El pequeño Josua se encontraba descansando junto a su madre y su hermano mayor, de dos años. Según relató una familiar, la joven madre se había recostado a dormir tras alimentar al bebé. Poco después, un pariente que llegó a la vivienda notó la ausencia del niño y comenzó a buscarlo.
El bebé fue hallado flotando en una laguna de al menos tres metros de profundidad, contigua a la casa, la cual presenta serias deficiencias estructurales. Una prima del menor intentó reanimarlo aplicando primeros auxilios, sin éxito. El menor fue trasladado al hospital del IESS, donde se confirmó su deceso.

Condiciones precarias

La vivienda de la familia, construida en madera, presenta múltiples huecos en el piso, por donde se presume que el bebé habría caído. Este factor ha sido destacado por varios familiares, quienes mencionan las condiciones de vulnerabilidad en las que vivían.
“La casa está malograda, tiene muchos huecos, y por ahí se cayó el bebé”, indicó una allegada. Otra testigo señaló que la madre había asistido a un cumpleaños horas antes, y que al llegar se acostó a descansar con sus hijos.

La comunidad de Brisas del Río ha expresado profunda indignación y exige una investigación rigurosa para establecer responsabilidades. “Queremos que se investigue y se sancione si hubo negligencia”, manifestó un vecino del sector. El caso de Josua Jael resalta nuevamente la vulnerabilidad de niños en sectores rurales o marginales, donde la pobreza estructural y la falta de acceso a servicios básicos siguen cobrando vidas.

Llamado a la prevención y reflexión social

El lamentable fallecimiento del menor ha activado una reflexión colectiva sobre la responsabilidad en el cuidado infantil, las condiciones habitacionales y la urgencia de políticas públicas enfocadas en proteger a los más vulnerables.
Organizaciones sociales y comunitarias han instado a fortalecer programas de acompañamiento para madres jóvenes y de bajos recursos, así como planes de mejora de vivienda en zonas de alto riesgo (5).