La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la educación y la crianza, utilizada por 82% de los estudiantes y 73% de los profesores en España, según un estudio de 2024, para personalizar el aprendizaje y automatizar tareas.
Implementada globalmente en escuelas y hogares, la IA plantea beneficios y riesgos, desde el 85% de precisión en la predicción de dificultades académicas hasta preocupaciones por privacidad, en un contexto donde la tecnología avanza más rápido que la regulación.
El impacto de la IA en la educación infantil
Un estudio publicado en 2025 en Pedagogik Tadqiqotlar Jurnali revela que los sistemas de IA predictiva identifican con 85% de precisión a estudiantes en riesgo de fracaso escolar, analizando patrones de comportamiento y datos académicos.
Plataformas como Knewton y ALEKS adaptan contenidos al ritmo de cada niño, mejorando la retención del conocimiento en un 30% y reduciendo el abandono escolar en un 12%.
En América Latina, sistemas de alerta temprana basados en machine learning, como los implementados en Mendoza (Argentina) y Uruguay, identifican estudiantes en riesgo al inicio del curso escolar.
La IA también permite a los docentes automatizar tareas administrativas. Ya la usan para la corrección de exámenes y la planificación de clases, liberando tiempo para la interacción humana.
Según un informe de la UNESCO de abril de 2025, la IA puede acelerar el progreso hacia una educación inclusiva y equitativa. Sin embargo, su adopción masiva requiere marcos regulatorios que garanticen su uso ético.
Desafíos éticos y de privacidad
La integración de la IA en la educación plantea riesgos significativos. La UNESCO advierte que los algoritmos pueden perpetuar sesgos. Ya se observó en un caso donde un sistema asoció erróneamente a mujeres con roles de amas de casa, excluyendo profesiones técnicas.
Además, la recopilación de datos personales de estudiantes genera preocupaciones sobre privacidad. Un informe de INTEF (2024) destaca la necesidad de herramientas de IA que protejan la información sensible y cumplan con regulaciones de datos.
En España, el 69% de los padres utiliza herramientas de IA para apoyar la educación de sus hijos, según un estudio de empantallados.com y GAD3.
Sin embargo, la falta de transparencia en cómo estas herramientas procesan datos preocupa a las familias. La UNESCO recomienda educar a estudiantes y padres sobre los riesgos de la IA, incluyendo el ciberacoso y la desinformación, como el caso de imágenes falsas generadas por IA.
Oportunidades para la personalización
La IA ofrece sistemas de tutoría inteligente, como MATHia y Watson Tutor, que actúan como profesores virtuales, proporcionando retroalimentación inmediata y adaptándose al estilo de aprendizaje de cada niño.
En contextos de educación inclusiva, la IA apoya a estudiantes con discapacidades mediante algoritmos que personalizan contenidos, como se detalla en un estudio de argentina.gob.ar (2023).
Sin embargo, la UNESCO subraya que la IA no debe reemplazar la interacción humana, sino complementarla. Los docentes siguen siendo clave para fomentar el pensamiento crítico y la creatividad, habilidades esenciales en un mundo digital.
La capacitación docente es fundamental, ya que solo el 73% de los profesores, al menos en España, se siente preparado para usar IA, según el estudio de GAD3.
Riesgos de la brecha digital
El acceso desigual a la tecnología es un desafío global. En América Latina, el 36% de los jóvenes no completa la educación secundaria, y la falta de infraestructura tecnológica agrava esta brecha, según un informe del BID (2023).
La UNESCO advierte que la IA podría profundizar las desigualdades si no se garantiza su accesibilidad para poblaciones marginadas. Además, la proliferación de herramientas comerciales de IA, desarrolladas principalmente en países anglosajones, plantea riesgos de homogeneización cultural, según un informe de oficinac.es (2024).
La dependencia de estas herramientas podría limitar la diversidad de contenidos educativos y privatizar indirectamente la educación.
Hacia un uso ético de la IA
La UNESCO recomienda marcos éticos para la IA en la educación, incluyendo decálogos para su uso responsable. Estos enfatizan la transparencia algorítmica, la protección de datos y la formación en competencias digitales.
El futuro de la IA en la crianza y la educación dependerá de equilibrar sus beneficios con una regulación efectiva. Padres, docentes y gobiernos deben colaborar para garantizar que la IA sea una aliada en el aprendizaje, sin comprometer la privacidad ni la equidad.