La educación financiera, que abarca conocimientos y habilidades para gestionar el dinero de manera responsable, es clave para preparar a los niños para un futuro financiero estable. Según expertos, enseñar a los menores sobre ahorro, presupuesto y gastos desde temprana edad fomenta hábitos financieros saludables y reduce riesgos como el endeudamiento excesivo.
En América Latina, donde las familias destinan entre el 25% y el 40% de su presupuesto a gastos básicos, según la FAO, la educación financiera es esencial para mejorar el bienestar económico. Estudios de CAF–Banco de Desarrollo de América Latina muestran que el nivel de conocimientos financieros en países como Ecuador, Colombia y Perú está ligado a los ingresos y la educación, lo que resalta la necesidad de capacitar a los niños desde pequeños.
Enseñar a los niños conceptos como ingresos, gastos, ahorro e inversión les ayuda a comprender el valor del dinero y a tomar decisiones informadas. Por ejemplo, asignar una paga semanal y permitirles gestionarla fomenta la responsabilidad. Según Elisabet Ruiz Dotras, profesora de Finanzas de la Universitat Oberta de Catalunya, a partir de los tres o cuatro años los niños pueden entender que el dinero es una recompensa por el esfuerzo y que no es ilimitado.
Estrategias prácticas para fomentar la educación financiera en los niños
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Fomentar el ahorro: Regalar una alcancía y establecer metas de ahorro, como comprar un juguete, enseña el valor del dinero. Abrir una cuenta bancaria para niños mayores refuerza este hábito.
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Enseñar a presupuestar: Ayudar a los niños a crear un presupuesto simple para su paga les permite planificar gastos y priorizar necesidades sobre deseos.
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Diferenciar necesidades y deseos: Explicar la diferencia entre gastos esenciales (comida, ropa) y no esenciales (juguetes, dulces) desarrolla habilidades de toma de decisiones.
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Introducir el concepto de crédito: Aunque los niños no usen crédito, explicar que es un préstamo con intereses ayuda a construir una base para futuras decisiones financieras.
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Conversaciones cotidianas: Hablar sobre dinero al pagar facturas o hacer compras normaliza el tema y fomenta una relación saludable con las finanzas.
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Juegos de rol: Simular ser un vendedor o empresario enseña a los niños a gestionar dinero de manera divertida.
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Uso de recursos educativos: Libros infantiles, aplicaciones como Savings Spree o Banqer y juegos en línea facilitan el aprendizaje financiero.
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Dar ejemplo: Los padres que demuestran hábitos financieros responsables, como comparar precios o ahorrar, influyen positivamente en los niños.
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Incentivar con recompensas: Ofrecer dinero extra por cumplir metas de ahorro motiva a los niños a mantener la constancia.
Los padres deben ser ejemplo para sus hijos
Varias fundaciones y programas educativos, a través de sus talleres lúdicos en línea y presenciales, promueve estas prácticas para niños. Especialistas financieros recomiendan que los padres deben dar el ejemplo a sus hijos, para de esta forma opten por el ahorro y aprendan el valor del dinero. Asimismo, ofrecer dinero a los infantes cuando ellos cumplan una meta. De esta forma, aprenden a mantener la constancia y crece su responsabilidad.
Enseñar educación financiera desde pequeños no solo mejora las habilidades matemáticas, sino que también prepara a los niños para enfrentar imprevistos, asumir deudas responsables y planificar su futuro. Con hábitos formados temprano, los menores pueden convertirse en adultos con una relación sana y responsable con el dinero.