Investigadores internacionales revelaron en un estudio que los aceites de semillas, como girasol, maíz y soja, pueden aumentar riesgos para la salud cardiovascular y metabólica al consumirse regularmente. Los análisis fueron realizados en laboratorios globales, para informar a los consumidores sobre opciones más saludables.
Un informe científico señala que los aceites de semillas, ampliamente utilizados en cocinas y productos procesados, podrían ser perjudiciales. Estos aceites, incluyendo los de girasol, maíz, soja y canola, contienen altos niveles de ácidos grasos omega-6, que, en exceso, pueden desequilibrar la proporción con los omega-3, esenciales para la salud.
El estudio encontró que un consumo elevado de omega-6 está asociado con inflamación crónica, un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y obesidad. Los aceites de semillas representan el 70% del consumo global de aceites vegetales, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Su impacto en la salud
Los investigadores examinaron el impacto de los aceites de semillas en comparación con alternativas como el de oliva o mantequilla. Los resultados muestran que los aceites de semillas, debido a su proceso de refinamiento a altas temperaturas, pierden nutrientes y generan compuestos potencialmente dañinos. Estos compuestos se vinculan con un 15% a 20% de mayor riesgo de problemas cardiovasculares en consumidores frecuentes.
En contraste, el aceite de oliva virgen extra, rico en ácidos grasos monoinsaturados, mostró beneficios para la salud del corazón. El estudio recomienda limitar el consumo de aceites de semillas a menos del 10% de la ingesta calórica diaria y priorizar grasas más estables al calor.
Aceites de semillas son parte de la dieta moderna
El consumo de aceites de semillas ha aumentado en las últimas décadas debido a su bajo costo y disponibilidad en productos ultraprocesados, como frituras, salsas y alimentos envasados. Según la OMS, el 70% de los hogares en países desarrollados usa estos aceites regularmente. En América Latina, el aceite de soja domina el mercado, representando el 50% del consumo de aceites vegetales.
Estudios previos, como los de la Universidad de Harvard, han destacado que una dieta equilibrada, con mayor proporción de omega-3 (presente en pescados o nueces), reduce riesgos de inflamación. La dependencia de aceites de semillas refleja un cambio en los hábitos alimenticios globales, alejándose de grasas tradicionales como el aceite de coco o la manteca.
Hacia una cocina más saludable
Los expertos sugieren reemplazar los de semillas con opciones como el de oliva virgen extra o aguacate para cocinar a bajas temperaturas. También recomiendan leer etiquetas de productos procesados, ya que muchos contienen de semillas ocultos. “Elegir grasas saludables es clave para prevenir enfermedades a largo plazo”, afirmó Kevin C. Maki, coautor del estudio.
El informe subraya la importancia de combinar estas elecciones con una dieta rica en frutas, verduras y proteínas magras. Se necesitan más estudios para evaluar el impacto de los aceites de semillas en poblaciones específicas, como niños o ancianos.
Los hallazgos instan a los consumidores a reconsiderar el uso de aceites de semillas en la cocina diaria. Cambiar a alternativas más saludables y reducir el consumo de ultraprocesados puede marcar una diferencia significativa. Las autoridades sanitarias globales podrían actualizar guías alimenticias basadas en estos datos, promoviendo un enfoque más consciente hacia las grasas.