Nuestra prueba final

El aumento de la vacunación y los controles sociales han reducido el contagio y las hospitalizaciones en algunas naciones ricas, pero se desata sin control en los países más pobres. Esta pandemia es la mayor prueba histórica de la capacidad humana para cooperar a través de fronteras, razas, religiones y sistemas políticos. La verdad es […]

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Redacción ED.

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El aumento de la vacunación y los controles sociales han reducido el contagio y las hospitalizaciones en algunas naciones ricas, pero se desata sin control en los países más pobres.

Esta pandemia es la mayor prueba histórica de la capacidad humana para cooperar a través de fronteras, razas, religiones y sistemas políticos. La verdad es que no podemos eliminar el COVID-19 en ningún país hasta que lo eliminemos en todos. Este virus ha demostrado una capacidad alarmante para mutar, y si se permite que el virus circule libremente incluso en un solo país, creará un reservorio para que continúe cambiando hasta que desarrolle la capacidad de infectar a las personas que se han recuperado o sido vacunadas. No sabremos la existencia de estas variantes hasta que algún viajero inicie una nueva ola de infecciones y todo el ciclo comience de nuevo.
Esta puede ser nuestra última oportunidad de superar diferencias y unirnos para escapar de un desastre capaz de destruir los cimientos de nuestra civilización. Las continuas oleadas de nuevas variedades resistentes combinadas con las megaciudades, el comercio mundial y viajes constantes tienen el potencial de matar a muchas más personas que la gripe española (50 millones) o la peste bubónica (un tercio de la población de Europa). Puede que se requiera un milagro, y trabajar juntos para vacunar, rastrear y aislar es nuestra única esperanza. La humanidad necesita elevarse a un nivel nunca visto, aunque existen las herramientas y conocimientos para hacerlo si superamos el interés propio. Si fallamos, las consecuencias podrían ser catastróficas.
A veces me pregunto si Dios se ha cansado definitivamente de los humanos, con nuestros egos, tendencias destructivas, atracción por la corrupción, el pecado y la incapacidad de seguir o incluso escuchar sus instrucciones. Antes ya hubo un borrón y cuenta nueva, después de Sodoma y Gomorra, pero le dio a la humanidad una segunda oportunidad con Noé y su arca. Una segunda oportunidad, y mire lo que hicimos con ella! ¿Podemos esperar una tercera oportunidad, o realmente estamos condenados esta vez?
En cierto modo, sería en defensa propia. Es posible que la Tierra tenga que extinguir la vida humana antes de que los humanos extingan toda la vida en la Tierra. Es posible que nuestro creador quiera probar algo diferente. Los dinosaurios dominaron durante 168 millones de años, los humanos solo hemos estado en la cima durante un cuarto de millón y estamos a punto de destruirla. Quién sabe, tal vez en un millón de años la Tierra estará gobernada por ballenas pacíficas o pingüinos muy inteligentes.
 

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