Mujer y sociedad



El Día de la Mujer debería pasar de ser ocasional a conmemorarse de forma permanente, en correspondencia al trabajo y labor imparable del universo femenino para mantener el equilibrio en la colectividad.  
A la par de aquello me pongo a pensar en que los logros también se acompañan de grandes apremios; hoy la mujer debe esforzarse por ser una gran profesional, académica, empresaria, política, lo que antes resultaba difícil alcanzar por obvias razones; pero, además, debe mantener una vida familiar ejemplar, ser madre y esposa dedicada, tener la apariencia perfecta, mantenerse en forma, alimentarse de manera saludable… la lista es interminable. De allí que lo primero que se pregunte a una mujer que ha alcanzado todo esto a la vez es ¿y cómo has hecho para mantener el equilibrio en tu vida sin sacrificar la familia o el trabajo? 
No creo común que esto se le cuestione al varón, pues su éxito social tiene otra medida.  Mientras una mujer moderna tiene tanta preparación intelectual o física para desarrollar un trabajo que años atrás era exclusivo del varón, éste, por el contrario, no tiene la misma disposición que una mujer para las tareas y trabajo del hogar, claro que existen excepciones, pero la mayoría repite los modelos de inequidad del antiguo modelo familiar.  Ante esto resulta complicado hacer todo, absolutamente; o se hará a medias.  
Estudios demuestran que una gran mayoría de mujeres en la carrera del éxito sufre depresión, ansiedad y sentimientos de culpa, lo que lejos de generar empatía y un ambiente más justo, propicia afirmaciones como “no tener hijos es egoísmo”, “entonces para ti es más importante el trabajo que la casa”, “y para qué te casas si no tienes hijos”, “cuando seas mayor te sentirás sola”, entre otras. 
En los análisis sobre la presión social que sufrimos las mujeres, alguien por allí afirmó que el tema concreto de la maternidad puede ser una construcción cultural, histórica e ideológica más que biológica, y la prueba es la cantidad de mujeres que durante los últimos años han relegado la maternidad. 
Sin duda la igualdad de género es una tarea en construcción permanente y un desafío que superado brindará mejores y mayores oportunidades a mujeres y varones. 
 



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