Folke Anderson, nacido en Suecia el 21 de marzo de 1903, dedicó su vida al trabajo desde joven. Tras la Segunda Guerra Mundial, se adentró en el negocio del banano. Fue su amigo, el fotógrafo Rolf Blomberg, quien le presentó la promesa de Esmeraldas, una tierra con vasto potencial aún sin explotar.
En 1949, Anderson se estableció en Ecuador. Adquirió extensos terrenos en Esmeraldas y rápidamente se convirtió en uno de los terratenientes más influyentes del país. Su corporación, Fruit Trading, extendía sus operaciones desde su sede en Panamá hasta Guayaquil, Nueva Orleans, Nueva York, Amberes y Gotemburgo, reflejando la envergadura de su empresa.
Folke Anderson no solo trasladó sus negocios a Esmeraldas; invirtió significativamente en la región. Construyó una infraestructura considerable, que incluía aviones privados y una pista de aterrizaje propia. Además, implementó modernos sistemas de riego en sus haciendas, estableció comunicación internacional y facilitó la exportación de productos, convirtiendo su operación agrícola en un modelo de eficiencia.
Un centro de operaciones en Esmeraldas
Su influencia también se tradujo en apoyo directo a la comunidad esmeraldeña. Construyó viviendas para sus trabajadores, aseguró salarios justos y proporcionó atención médica. Fue pionero en la afiliación de sus empleados a la Caja de Pensiones (actual IESS) y desarrolló programas sociales para la población, ganándose una notable popularidad en la provincia.
Folke Anderson mostró un interés por la cultura y la gente de Esmeraldas. Mantenía relaciones cercanas con sus empleados y la comunidad. Consideraba la educación y la salud como pilares fundamentales. Por ello, las escuelas que fundó contaron con profesores capacitados y líderes pedagógicos competentes.
Fomentó el desarrollo cultural de la provincia a través de premios y becas en concursos de diversas ramas artísticas que organizaba o patrocinaba. Mantuvo un estilo de vida refinado. Se comentaba que instruía a sus empleadas en costumbres selectas y que tuvo numerosa descendencia. Al finalizar sus jornadas, disfrutaba de los atardeceres, licores finos y cenas elegantes, saboreando la gastronomía local.
El «boom» del banano y la Hacienda Timbre
La década de 1950 marcó el auge del banano, con Esmeraldas como epicentro de esta prosperidad en Ecuador. Folke Anderson lideró este crecimiento, expandiendo la influencia de la provincia a nivel internacional. Fundó la compañía frutera Astral y desarrolló extensas plantaciones para competir con las grandes empresas estadounidenses. Una decisión estratégica fue la adquisición de la Hacienda Timbre, a 25 kilómetros de la ciudad, un lugar que se convirtió en su refugio personal.
En 1951, la plantación de Timbre comenzó a producir. Posteriormente, Anderson adquirió miles de hectáreas en Cole-Quinindé y el Río Blanco para el cultivo de banano. Para 1952, ya era el principal exportador de banano de Ecuador, consolidando a Esmeraldas como la «tierra del banano».
En los años 50, lo que hoy es el Estadio Folke Anderson era una cancha de tierra conocida como la “polvorita”, rodeada de un cerco de pambil. Ante la preocupación de que este espacio deportivo desapareciera por invasiones, la Federación Deportiva de Esmeraldas solicitó la ayuda de Folke Anderson para invertir 100.000 sucres en mejoras. Su respuesta fue clara y directa: «No se preocupen, voy a ayudarlos. También haré una tribuna».
La construcción superó las expectativas iniciales. La inversión para el nuevo estadio fue de 1.000.000 de sucres. Contrató ingenieros para edificar una tribuna con capacidad para 1.500 personas. Tras la solicitud de cubrir los graderíos, la capacidad se ajustó a 800 personas. Se instalaron camerinos y baños para jugadores, y el pintor Efraín Andrade Viteri fue comisionado por 3.000 sucres para diseñar las esculturas de la fachada, que representan al deportista esmeraldeño.
La construcción comenzó en el verano de 1953. En 1954, para asegurar la protección del terreno, el presidente del Consejo Provincial, César Concha, ordenó la construcción de un muro en la parte posterior.
Folke Anderson y su muerte
A finales de la década de 1960, Ecuador atravesó una crisis económica y política, con el surgimiento de movimientos sindicales que promovían la entrega de tierras a los trabajadores. A pesar de este contexto, Folke Anderson mantuvo su posición gracias al apoyo social. Sin embargo, su vida terminó de manera enigmática. Fue asesinado el 8 de mayo de 1968, en su departamento de Guayaquil, en el edificio Santistevan.
Anderson, soltero y sin descendencia reconocida, tenía una hermana que se encargó del traslado de su cuerpo a Suecia. Sus haciendas quedaron sin control, resultando en abandono, saqueo e invasión de tierras. Su hermana, afectada por la tragedia y la falta de avances en la investigación, optó por vender todas las propiedades a precios simbólicos y nunca regresó a Ecuador. Los restos de Folke Anderson descansan en el cementerio de Ödskölts, Suecia, dejando en Esmeraldas un legado cuyo impacto aún se percibe. (10)