Inca Kola, la bebida de color amarillo dorado, es mucho más que un refresco en Perú: es un símbolo de orgullo nacional. Fundada por la familia Lindley en 1910 esta bebida logró vencer a gigantes multinacionales como Coca-Cola, consolidándose como líder del mercado peruano. Su historia, marcada por la perseverancia y la innovación, refleja el espíritu emprendedor de una familia británica que encontró en el Perú un hogar y una oportunidad.
Joseph Robinson Lindley, nacido en 1859 en Doncaster, Yorkshire, llegó al puerto del Callao en 1910 junto a su esposa Martha Stoppanie y sus cinco hijos, tras enfrentar fracasos en Chile. Buscando un futuro mejor, la familia se instaló en Rímac y fundó la Fábrica de Aguas Gasificadas Santa Rosa, en homenaje a la patrona de Lima.
La familia y su trabajo
En un mercado dominado por empresas con mayor tecnología, los Lindley apostaron por el trabajo artesanal y la unión familiar. Martha elaboraba jarabes, mientras Joseph, quien adoptó el nombre José, y sus hijos llenaban botellas manualmente. Sus primeras bebidas, como Lemon Squash y Lindley Dry, ganaron popularidad en Lima.
En 1918, la adquisición de una máquina semiautomática que producía 15 botellas por minuto marcó un hito. Inspirados por su nueva patria, los Lindley desarrollaron una bebida con ingredientes peruanos, como la hierba luisa, que capturara la esencia incaica. El 18 de enero de 1935, en el 400° aniversario de la fundación de Lima, lanzaron Inca Kola, descrita por José Lindley como “la bebida de sabor nacional” con un color amarillo que evocaba el oro inca. Su eslogan, “Inca Kola solo hay una y no se parece a ninguna”, resonó entre los peruanos.
Inca Kola y la competencia
La llegada de Coca-Cola en 1936, asociada con la embotelladora Pureza de la familia Barton, supuso un desafío. Sin embargo, la conexión emocional de Inca Kola con la identidad peruana y su sabor único, ideal para acompañar la gastronomía local como el chifa, le permitió resistir. Entre 1932 y 1948, la familia enfrentó pérdidas personales, incluyendo el fallecimiento de José (1932), su hijo mayor (1936), Nicolás (1945) y Martha (1948). Pese a ello, Isaac Lindley asumió el liderazgo y consolidó la marca.
En 1950, Isaac implementó un modelo de franquicias, asociándose con embotelladoras locales para expandir Inca Kola a todo el Perú. Esta estrategia, junto con campañas como “La hora Inca Kola” y la vinculación con la comida peruana, liderada por Johnny Lindley, fortaleció su presencia. Para la década de 1980, Inca Kola alcanzaba un 35% del mercado frente al 21% de Coca-Cola, un logro que destacó a nivel mundial.
Mira al mundo
En los años 90, Inca Kola se expandió internacionalmente, con plantas embotelladoras en Estados Unidos, Latinoamérica y Tailandia. Incluso McDonald’s en Perú incluyó la bebida en sus combos, rompiendo su exclusividad con Coca-Cola. En 1999, tras negociaciones iniciadas en 1996, Coca-Cola adquirió el 40% de las acciones de Inca Kola por 300 millones de dólares, permitiendo a los Lindley mantener el control en Perú mientras Coca-Cola gestionaba la distribución global. En 2015, la mexicana Arca Continental compró un 47,52% de la empresa por 760 millones de dólares.
Actualmente, Inca Kola mantiene un 26% del mercado peruano, superando ligeramente a Coca-Cola (25,5%). Según Teresa Serra, profesora de marketing, el éxito de la bebida radica en su vínculo con la cultura inca, su diseño y su integración con la gastronomía peruana. “Inca Kola es un ícono de la identidad nacional, presente en todas las mesas sin distinción de clases”, señala Serra. Su compatibilidad con platos como el chifa ha reforzado su posición como bebida emblemática. (10)