El Bloque de Seguridad intervino Durán con el operativo Apolo 20. Sin embargo, los resultados de este 19 de junio de 2025 muestran que la criminalidad persiste. A pesar del despliegue, las bandas Latin Kings y Chone Killers siguen operando impunemente.
Por ejemplo, se realizaron 37 allanamientos en sectores como Recreo y cerro Las Cabras. Aunque se decomisaron 17 armas y 48 kg de droga, las detenciones por delitos menores, como violencia doméstica, cuestionan la efectividad contra el crimen organizado.
Además, el operativo involucró a 300 policías y efectivos de la Fuerza Aérea. Drones y helicópteros se usaron para intervenir zonas críticas. No obstante, la presencia de altares de la “santa muerte” sugiere que las bandas mantienen un control cultural.
Según Víctor Hugo Ordóñez, comandante de la Zona 8, se afectaron USD 53.000 de economías delictivas. Sin embargo, este monto es insignificante frente al poder financiero de bandas como Los Tiguerones, que dominan extorsiones en Guayaquil y Durán.
Por otro lado, la detención de 29 personas no parece desarticular las estructuras criminales. Delitos como microtráfico o rebeldía no atacan a los cabecillas. En contraste, operativos como Apolo 18 en mayo detuvieron a objetivos de mayor valor.
Pugna de bandas delincuenciales contrasta con operativos de seguridad
Además, la pugna entre Latin Kings y Chone Killers sigue generando violencia. Desde enero de 2025, Durán registra un aumento del 89% en homicidios, con 410 muertes violentas. Esto evidencia que los operativos no logran reducir la inseguridad.
Por ejemplo, el traslado de la Comandancia de Policía a Guayaquil, ordenado por Daniel Noboa, buscaba fortalecer la seguridad. Sin embargo, la falta de inteligencia integrada entre Policía y Fuerzas Armadas limita los resultados, según el consultor Freddy Viera.
Además, los allanamientos revelaron objetos como uniformes militares falsificados, usados por delincuentes para evadir controles. Esto expone fallos en la seguridad y la facilidad con la que las bandas se infiltran en las instituciones.
Por otro lado, la ciudadanía percibe estos operativos como medidas temporales. En Nueva Prosperina, los habitantes reconocen mayor presencia policial, pero temen represalias. La confianza en la Policía sigue baja, con un 75% de desaprobación en encuestas de 2023.
En contraste, operativos anteriores, como Apolo 5 en el sur de Guayaquil, lograron reducir temporalmente las muertes violentas. Sin embargo, la reincidencia de hechos delictivos en Durán sugiere que las estrategias no son sostenibles a largo plazo.
El decomiso de 1.500 cartuchos y 47 terminales móviles en Apolo 20 muestra el poder armamentístico de las bandas. No obstante, la falta de capturas de alto perfil perpetúa la impunidad de líderes como Carlos Macías, alias “El Diablo.”
Además, el enfoque en Durán ignora otros sectores críticos de la Zona 8. En Pascuales, los homicidios aumentaron un 89% en 2025, mientras que en el sur de Guayaquil operan bandas como Los Lagartos, sin intervenciones significativas.
Algunos ciudadanos creen que la estrategia del Bloque de Seguridad necesita una revisión urgente. La ausencia de una inteligencia unificada y la incapacidad de capturar cabecillas perpetúan la violencia. Los ciudadanos merecen resultados concretos, no operativos mediáticos que no resuelven el problema.
El operativo Apolo 20 refleja un esfuerzo insuficiente frente a la crisis de seguridad. Mientras Durán sigue bajo el control de bandas, la población pierde confianza en las autoridades. La lucha contra el crimen organizado exige más que despliegues tácticos temporales.