Entre los principios y la delincuencia



 ¿De dónde vienen los principios de una persona? Los valores, la ética, la moral, la honradez, la solidaridad, los patrones de conducta, etc. Sin querer ser religiosa, los principios se encuentran en la Biblia, luego se transmiten a los niños a través de los padres, luego lo deben de enseñar los maestros educativos y por supuesto también los gobernantes a la nación.

Entonces, si los mismos padres no enseñan principios y valores a sus hijos, es muy fácil que un niño se desvíe de su camino. El niño o joven que lleva cosas robadas a su casa y sus padres en vez de reprenderlo le dicen ‘traiga más, mijito’, o se hacen de la vista gorda, se convierten automáticamente en los progenitores de la delincuencia. Es por eso que cada vez que se castiga un delincuente debería de haber un segundo castigo para sus progenitores o persona que lo crió. 
Y por la misma línea vamos en el caso de los femicidios. Si los padres y madres enseñaran a sus hijos varones a nunca jamás alzarle la mano a una mujer, y ni siquiera la voz, no habrían delincuentes que asesinan a sus mujeres.
Todas las reglas de vida se encuentran en las Sagradas Escrituras, pero muchos en vez de leerlas se dejan llevar por falacias como, por ejemplo, “yo quiero ser político para robar harta platita”. Esa idiosincrasia ha calado tanto en nuestro país, que en vez de ser la política un servicio para el pueblo, se ha convertido en un terrible perjuicio para la sociedad.
Ahora los niños, en vez de que sus padres les enseñen valores y demás, tienen otros grandes maestros metidos en su propia casa. ¿Y quiénes son? El internet, los teléfonos. Desgraciadamente, así se forman los futuros delincuentes o por lo menos los niños malcriados. Claro, que si existe un control riguroso sobre lo que están viendo los chicos, la cosa es diferente.
Proverbios 23:13-21: No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del infierno; se refiere a un castigo prudente, mas no a una agresión. El mensaje es bastante claro, dice que si  tú como padre no lo corriges, encontrará la muerte, entonces es más fácil castigarlo antes de que muera por otras manos, o cualquier circunstancia. En Ecuador han muerto casi un centenar de jóvenes en las cárceles. Nos parten el alma estas masacres. Ya nos preguntamos qué clase de educación recibieron, quiénes fueron sus padres, quiénes sus maestros y quiénes sus gobernantes.
Mas sin embargo no todo está perdido, hay una fuerza divina capaz de cambiar aquellas vidas que se desviaron de su camino, por supuesto, solo Dios es capaz de transformar al hombre. Porque para Dios no hay nada imposible…
 
Isabel Vinueza García



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