El precio de morirse en Santo Domingo



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El dolor por la muerte de un ser querido y la lucha contra la resignación de avanzar en medio de la ausencia eterna, son algunas de las situaciones a las que se enfrentan las familias que pierden a algún integrante. A esta se le suman las inesperadas deudas, que arrancan desde el momento en que se produce el deceso. El ataúd cuesta, el traslado cuesta, las carpas y las sillas, cuestan. Morirse tiene un precio.  

Hace poco más de un mes falleció Bolívar López, un vendedor de periódicos de Santo Domingo conocido por todos como ‘El Original’. Recorría en bicicleta las calles del centro de la ciudad y fue atropellado por un tanquero. La inversión para todos esos servicios ascendió a unos 450 dólares, dinero que con mucho sacrificio lograron reunir sus allegados.  

Las personas que dejan de existir por causas naturales, es decir, enfermedades crónicas o infartos, son retiradas directamente en el hospital o en el sitio donde ocurre el deceso.
Hasta la morgue de Santo Domingo llegan los fallecidos por muertes violentas, ahogados, envenenados, ahorcados, etc. En estos casos se requiere de una orden de autopsia, que se tramita en la Fiscalía.

El precio de los servicios funerarios es muchas veces lo que más cuesta. La inversión que deben tener disponibles las familias en luto es de, al menos, 300 dólares en efectivo.
Asimismo, si el deseo es utilizar una sala de velaciones, el alquiler del espacio bordea los $ 250.

También existe el financiamiento a través del subsidio de funerales, que cubre el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) para los afiliados que mueren. En el sitio web de la institución se explica que este rubro económico está destinado a la adquisición del cofre mortuorio, velación, traslado, servicios religiosos, inhumación o cremación y el arrendamiento o compra de nicho, columbario o cenizario. El monto que cubre es de 1.357 dólares para el año 2021; los deudos tienen la opción de contratar el servicio a su elección, ya sea a través del reembolso en dinero o con las empresas de servicios funerarios completos.

En el caso de los fallecidos en accidentes de tránsito, muchas veces se reconstruye el rostro, se maquilla y se les viste, con ropa nueva o la que la familia desee. Un inconveniente presente en la provincia es que, según dijo Amada Basurto, de la Funeraria Cristo Rey, no hay suficientes médicos encargados de formolizaciones de cadáveres ni tampoco cuartos de necropsia, por lo que son tareas que se hacen en cada funeraria con el apoyo de los empleados.



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