El acosador Pepe Le Pew



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 Una chica escribió en Facebook que en su trabajo había un tipo al que le gustaba ella, pero a ella no le gustaba él. Sin embargo, él insistía de múltiples maneras para que ella cediera a sus encantos. La chica siempre lo cortaba, se alejaba y le decía claramente que no, pero él insistía. Llegó un día que la encontró sola cuando salía de la oficina y la arrinconó contra la puerta para besarla. Imagínese por un momento en esa situación…

Pues se llama acoso, ir contra la voluntad del otro e intentar hacer que haga algo que no quiere es abusivo, invasivo y violento. Exactamente eso es lo que hace Pepe el zorrillo, personaje famoso de los dibujos animados, macho, con acento francés.
Por supuesto, no cabía en su ego masculino, de galán, narcisista, mujeriego. La gatita no quería nada con él, pero él pensaba que ella se hacía la que no quería pero en el fondo moría por él, que se hacía la difícil para no parecer una gata fácil, etc.
Pues sí, detrás de semejante comportamiento de sex symbol masculino se encuentran tres de los más peligrosos mitos machistas, la irrefrenable pasión masculina, el cuerpo femenino como objeto de placer, la invisibilización de la voluntad femenina. 
Expliquemos estos falsos mitos. La sexualidad humana, al igual que todos nuestros comportamientos, es producto de una base biológica que se moldea con base en la experiencia social, por tanto, depende en gran medida de la cultura; entonces, puede ser moldeada, dosificada, sana, reprimida o violenta.
El cuerpo femenino como objeto de placer se refiere a la concepción de volver objeto a un ser humano, al que se utiliza en función de los deseos del otro de manera inconsulta. Eso es exactamente lo que pasa cuando Pepe agarra y besa a la gata, repetidamente, sin consentimiento y en contra de su voluntad.
La invisibilización de la voluntad femenina tiene que ver con este imaginario con que se educó a varias generaciones de mujeres sobre que debían reprimir su sexualidad, esconder sus deseos y no expresar su voluntad, pues mientras más sumisa y obediente fuera, mejor esposa sería.  
Esto es lo que se muestra cuando ella (la gatita) lucha poderosamente para alejarse de Pepe, pero él no la libera y cierra una puerta para evitar que ella pueda escapar.
Por tanto, efectivamente, la inocente caricatura no lo es tanto porque normaliza la cultura de la violación y el acoso.
 
Irina Tamara Briones Rivera



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