Desde edades tempranas, educadores y padres enseñan a niños de todo el país a distinguir entre necesidades y deseos, una habilidad clave para tomar decisiones financieras responsables. Estas lecciones se imparten en casa y en escuelas, y cobran fuerza en 2025 ante la creciente necesidad de formar consumidores informados.
Diferenciar para decidir mejor
Saber distinguir entre lo que se necesita y lo que se desea es una habilidad fundamental para el desarrollo de una economía personal saludable. Para los niños, este aprendizaje no solo impacta en su futuro financiero, sino también en su capacidad para tomar decisiones responsables.
Expertos en educación financiera infantil explican que una necesidad es todo aquello que permite vivir y desarrollarse con bienestar: alimentos, ropa, educación, salud y vivienda. Un deseo, en cambio, es algo que se quiere, pero que no es imprescindible: juguetes, dulces, aparatos electrónicos o salidas al cine.
Métodos prácticos y visuales
Con el objetivo de fomentar esta comprensión desde edades tempranas, docentes y familias están recurriendo a estrategias didácticas prácticas y visuales. Una técnica común es el uso de listas ilustradas, donde los niños deben clasificar imágenes de objetos cotidianos bajo las categorías de “necesidades” y “deseos”.
También se usan juegos de simulación con dinero ficticio, donde los menores deben “comprar” artículos dentro de un presupuesto limitado, lo que los obliga a priorizar lo esencial sobre lo accesorio.
Enseñanza en el hogar
La familia cumple un papel clave en este proceso. Padres y cuidadores pueden aprovechar situaciones cotidianas, como una salida al supermercado, para reforzar la diferencia entre necesidad y deseo. Preguntas como “¿Esto es algo que necesitamos para vivir o solo lo queremos?” abren espacios para el diálogo reflexivo.
Expertos en economía señalan que el 78 % de los menores que reciben orientación financiera básica en casa muestran mayor capacidad para manejar su dinero en la adolescencia. Esta formación temprana también influye en hábitos como el ahorro y el consumo responsable.
Importancia en el contexto actual
La educación financiera en la infancia se vuelve más relevante en contextos de inflación o crisis económica, cuando los hogares deben ajustar sus presupuestos. En estos escenarios, entender qué es prioritario ayuda a los niños a comprender por qué ciertas compras deben aplazarse o evitarse.
Además, esta enseñanza fortalece la empatía: al reconocer que no todos tienen acceso a lo que desean, los menores desarrollan una conciencia social más amplia y solidaria.
Apoyo de materiales digitales
En 2025, el acceso a herramientas digitales ha facilitado este tipo de aprendizajes. Plataformas educativas como “Mi Dinero y Yo” o “Economía para Peques” ofrecen juegos interactivos, videos animados y guías para padres, diseñados para que los niños aprendan jugando, recomiendan los expertos.
Estas herramientas promueven la participación activa y brindan contenidos adaptados a diferentes edades. El enfoque visual, el lenguaje sencillo y las situaciones del día a día permiten que los conceptos de economía se vuelvan accesibles y significativos.