El presidente Donald Trump intensificó este lunes 26 del mayo del 2025, su enfrentamiento con la Universidad de Harvard. Con ello, la acusa de antisemitismo, promover ideas de izquierda radicales y mantener vínculos con el Partido Comunista Chino. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, durante el feriado por el Día de los Caídos, Trump aseguró que su administración “ganará” esta disputa y amenazó con retirar hasta 3.000 millones de dólares en subsidios federales a la institución para redirigirlos a escuelas de oficios en Estados Unidos. El conflicto, que incluye la revocación de la potestad de Harvard para inscribir estudiantes extranjeros, ha generado una demanda de la universidad y tensiones legales.
El enfrentamiento comenzó cuando el gobierno de Trump cuestionó las políticas de admisión y contratación de Harvard-Exigiendo supervisión federal y una lista de estudiantes extranjeros inscritos. “Todavía estamos esperando la lista de estudiantes extranjeros de parte de Harvard para determinar cuántos locos radicalizados, todos alborotadores, no deberían ser autorizados a regresar a nuestro país”, escribió Trump. La administración revocó el jueves la capacidad de la universidad para admitir estudiantes internacionales. Esta medida fue suspendida temporalmente el viernes por una jueza federal hasta una audiencia programada para el 29 de mayo del 2025.
Medidas y consecuencias financieras
El gobierno de Trump ha congelado 2.200 millones de dólares en subvenciones federales y 60 millones en contratos oficiales destinados a Harvard. Además de amenazar con revisar un total de 9.000 millones en financiación gubernamental. También se ordenó la deportación de una investigadora de la Facultad de Medicina, aunque no se han proporcionado detalles específicos sobre este caso. Estas acciones forman parte de una estrategia para presionar a la universidad, a la que Trump acusa de ser un “bastión del antisemitismo”. También de promover ideologías contrarias a los intereses estadounidenses.
Harvard, fundada en 1636 y considerada una de las instituciones educativas más prestigiosas del mundo, con 162 premios Nobel entre sus exalumnos, respondió con una demanda contra la revocación del permiso para inscribir estudiantes extranjeros. La universidad argumenta que la medida es injustificada y perjudica su autonomía académica. La suspensión temporal otorgada por la jueza el viernes permite a Harvard continuar con sus procesos de admisión mientras se resuelve el caso en los tribunales.
Contexto del conflicto
La disputa entre Trump y Harvard se enmarca en un contexto de tensiones políticas en Estados Unidos. Donde el presidente ha criticado repetidamente a universidades de élite por supuestas posturas ideológicas. En sus publicaciones en Truth Social, Trump ha insistido en que las subvenciones federales deben destinarse a instituciones que promuevan “valores estadounidenses”, como escuelas de oficios. “Estoy evaluando quitarle 3.000 millones en subvenciones a una Harvard muy antisemita y dárselos a escuelas de oficios en todo nuestro país”, afirmó.
El veto a estudiantes extranjeros y la congelación de fondos han generado preocupación en el sector educativo, ya que Harvard depende en parte de financiación federal para investigación y programas académicos. Según datos públicos, las universidades estadounidenses reciben miles de millones en fondos federales anuales, y Harvard, como líder en investigación, es uno de los principales beneficiarios. La medida también podría afectar a miles de estudiantes internacionales, que representan una parte significativa de la matrícula de la institución.
Próximos pasos legales
La audiencia judicial del 29 de mayo será clave para determinar si la revocación de la potestad de Harvard para inscribir estudiantes extranjeros se mantiene o se anula definitivamente. Mientras tanto, la universidad continúa defendiendo su derecho a operar sin interferencias gubernamentales, argumentando que las acusaciones de Trump carecen de fundamento. El caso ha generado un debate nacional sobre la autonomía de las universidades y el uso de fondos públicos en la educación superior.
El gobierno de Trump, por su parte, mantiene su postura de supervisar las políticas de admisión y contratación de Harvard. Insistiendo en que la institución debe rendir cuentas por el uso de recursos federales. El desenlace de esta disputa podría sentar un precedente para las relaciones entre el gobierno y las universidades de élite en Estados Unidos.