El gobierno de Bolivia denunció que el narcotráfico está detrás de las protestas que, desde hace más de diez días, bloquean rutas clave en el país, dejando un saldo de cuatro policías muertos y al menos 19 heridos el 11 de junio del 2025. Las manifestaciones, lideradas por seguidores del expresidente Evo Morales, exigen la anulación de un fallo judicial que lo inhabilitó como candidato para las elecciones presidenciales del 17 de agosto. Las autoridades aseguran que los actos violentos buscan desestabilizar al gobierno de Luis Arce.
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, afirmó en Llallagua, ciudad aislada por los bloqueos, que las protestas están vinculadas al narcotráfico y a intereses políticos. “No es una protesta, es un ataque organizado con francotiradores”, declaró en conferencia de prensa. Uno de los agentes, el subteniente Jorge Barrozo Rodríguez, murió por un disparo de arma larga, mientras que el subteniente Carlos Apata fue hallado sin vida cerca de un río con signos de agresión extrema. El sargento Alberto Mamani y otro policía, cuya identidad está bajo investigación, fallecieron tras una golpiza y una explosión de dinamita en Cochabamba, respectivamente. El capitán Dainor Miranda permanece en terapia intensiva tras recibir un disparo.
Escalada de violencia y crisis de abastecimiento
Los enfrentamientos en Llallagua, captados por Bolivia TV, muestran a manifestantes atacando a policías con piedras y arrebatándoles equipos. Más de 30 personas, entre civiles y agentes, resultaron heridas. Según el vocero policial Limber Choque, las fuerzas del orden solo usaron gases lacrimógenos, sin armamento letal. Vecinos de la ciudad intentaron despejar las rutas ante la escasez de alimentos, lo que desencadenó nuevos choques. En La Paz, los bloqueos han generado una crisis de abastecimiento, con pérdidas económicas superiores a los 100 millones de dólares, según el Ministerio de Economía. Los precios de productos básicos, como el pollo, han subido un 20%, y los mercados reciben solo el 40% de la mercadería habitual.
El presidente Luis Arce anunció que los operativos de seguridad continuarán hasta despejar las rutas, especialmente la que conecta Cochabamba, vital para el transporte de mercancías entre el occidente y el oriente del país. “Estos actos tienen como único objetivo derrocar al gobierno”, afirmó Arce, ordenando reforzar las medidas para garantizar el libre tránsito.
El inicio de las protestas en el país
Las protestas iniciaron tras un fallo del Tribunal Constitucional que impide a Evo Morales, quien gobernó Bolivia entre 2006 y 2019, postularse nuevamente a la presidencia. Desde su refugio en el Chapare, donde enfrenta una causa judicial por presunto abuso a una menor, Morales calificó la decisión como persecución política. En su cuenta de X, denunció que el gobierno “criminaliza una protesta social legítima” y advirtió que los operativos policiales provocarán “mayor sublevación”. El gobierno presentó una denuncia penal contra Morales por incitación a la violencia y detuvo a cinco dirigentes afines, quienes amenazaron con intensificar las protestas si no se registra su candidatura.
La tensión entre Arce y Morales, exaliados del Movimiento al Socialismo (MAS), ha profundizado la polarización en Bolivia. La crisis actual, con bloqueos y violencia, es una de las más graves desde la renuncia de Morales en 2019, tras acusaciones de fraude electoral. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los bloqueos han afectado el 70% de las rutas comerciales, agravando la escasez de alimentos y combustible en varias regiones.
Impacto social y económico
La crisis de abastecimiento ha generado largas filas en los mercados de La Paz. De acuerdo con AP News, residentes como Marta Muñoz, de 73 años, describen la dificultad para adquirir productos básicos. Mientras que comerciantes como Juana Quispe reportan una caída drástica en sus inventarios. El gobierno ha desplegado operativos para garantizar el suministro, pero la persistencia de los bloqueos complica la situación.
Los bloqueos liderados por seguidores de Evo Morales han escalado a niveles de violencia sin precedentes. Ya dejan un saldo trágico de policías fallecidos y una crisis económica creciente. Mientras el gobierno busca restablecer el orden, la confrontación política entre Arce y Morales amenaza con profundizar la inestabilidad en Bolivia.
