Un terremoto de 8,7 grados en Rusia activó una alerta de tsunami que mantienen en estado de observación a la provincia de Santa Elena, Ecuador. Tras la alerta, las clases quedaron suspendidas en todas las instituciones educativas de la provincia, mientras la población acudió en masa a las gasolineras. Esto permitió a los ciudadanos abastecerse con combustible para posibles evacuaciones, debido al riesgo que representa el potencial tsunami.
La noche del martes 29 de julio, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Santa Elena se instaló para monitorear la situación. José Daniel Villao, prefecto provincial, informó que la península está en alerta y que, aunque por ahora las afectaciones aparentan ser menores, permanecen atentos. La alta probabilidad de tsunami obliga a mantener activos los protocolos de emergencia.
Medidas de emergencia en Santa Elena
El COE ordenó la suspensión inmediata de clases en establecimientos públicos y privados para evitar riesgos a la comunidad educativa. Además, restringió el acceso a balnearios, playas y bahías mediante la colocación de banderas rojas, prohibiendo así la entrada a estos lugares vulnerables.
Las actividades marítimas quedaron prohibidas, tanto las turísticas como las artesanales. Para evitar incidentes con oleaje intenso, se reubicaron embarcaciones a dos millas náuticas de la costa. El prefecto Villao explicó que las olas podrían impactar entre las 11:00 y las 11:30 de la mañana del 30 de julio, por lo que recalcó la importancia de poner en marcha todas las medidas preventivas y protocolos.
Alerta de tsunami: ciudadanía en alerta y comportamiento
A pesar de los llamados oficiales a la calma y a seguir la información por medios oficiales, la población expresó incertidumbre. En Salinas, una localidad clave de Santa Elena, se observaron largas filas en gasolineras, donde los habitantes y visitantes llenaron tanques para evacuar la zona costera si fuera necesario.
Mauricio Palacios, un turista guayaquileño que decidió salir con su familia, comentó que la decisión responde al amor por la playa pero a la prudencia ante la alerta. Otros habitantes cargaron equipaje y provisiones, mostrando su intención de alejarse preventivamente. La alerta de tsunami mantiene en tensión a toda la provincia.