El economista y exvicepresidente de Ecuador, Alberto Dahik, respaldó la reciente decisión del gobierno de despedir a cerca de 5.000 funcionarios públicos como un paso inicial para ordenar las finanzas públicas, aunque advirtió que esta medida debe ser parte de un conjunto de reformas estructurales más amplias.
En una entrevista con Manavisión Plus, Alberto Dahik señaló que el Estado ecuatoriano, cuya participación en el PIB creció del 23% al 43% entre 2006 y 2014, enfrenta una crisis fiscal que exige reducir la burocracia, focalizar subsidios y reformar sectores clave como pensiones, legislación laboral y minería.
Reducción del sector público: Un paso necesario
Alberto Dahik explicó que la eliminación de 5.000 plazas públicas es un esfuerzo por reducir la “grasa” del Estado, comparándolo con una reestructuración realizada en 1992-1994, cuando se separaron 25.000 empleados, equivalente a 80.000 en términos actuales. Según el economista, esta medida no afectó los servicios públicos en aquel entonces, ya que se identificaron áreas con duplicidad o ineficiencia, como la Empresa Nacional de Silos o el Fondo Nacional de Preinversión, que fueron eliminadas sin impacto negativo. “Si se estudia bien dónde está la grasa, el sector público será más eficiente”, afirmó.
El economista destacó que empresas estatales como Petroecuador concentran un exceso de empleados. Por ejemplo, señaló que esta entidad tiene el doble de personal que en los años 90, pese a producir la misma cantidad de petróleo. “¿Por qué se necesita el doble de personas por barril?”, cuestionó, atribuyendo este crecimiento burocrático al período 2006-2014, cuando los altos precios de materias primas permitieron aumentos “darivosos” en el empleo público.
Crisis fiscal y sueldos desproporcionados
Alberto Dahik subrayó que el Estado ecuatoriano está “quebrado”, incapaz de pagar a tiempo a universidades, proveedores o la seguridad social. Durante la bonanza de materias primas (2006-2014), el sector público pagó salarios hasta tres veces superiores a los del sector privado por funciones equivalentes, motivado por razones políticas y una falta de visión sobre la temporalidad de esos ingresos.
Esta práctica, según Dahik, contribuyó a la crisis fiscal iniciada en 2016, de la que el país no se ha recuperado debido a la falta de crecimiento económico, inversión y empleo.
Reformas estructurales pendientes
El economista enfatizó que los despidos son solo una parte de la solución. Propuso reformas urgentes, como focalizar subsidios a combustibles y pensiones, que benefician desproporcionadamente a sectores privilegiados o contrabandistas.
También abogó por reformar la legislación laboral, apoyar la minería y modificar la Constitución para permitir inversión privada en sectores estratégicos. “La tarea es inmensa”, señaló, advirtiendo que sin estas medidas, el país seguirá dependiendo de deuda externa para sostener un modelo insostenible.
Rol del FMI y deuda externa
Sobre la influencia de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Dahik comparó su rol con el de un médico que receta cambios drásticos a un paciente en estado grave. Confirmó que el FMI aumentó su apoyo a Ecuador a 5.000 millones de dólares, pero aclaró que gran parte se destina a pagar deudas previas, lo que agrava el sobreendeudamiento. “Estamos tomando deuda para pagar deuda, como usar una tarjeta de crédito para pagar otra”, ilustró, calificando esta dinámica como insostenible.
Críticas a nuevos impuestos y programas
Dahik cuestionó la propuesta de la Ley Orgánica para el Control de Flujos Irregulares de Capitales, que grava utilidades retenidas de empresas. “Es un impuesto al ahorro y la inversión”, afirmó, argumentando que desincentiva la reinversión en innovación o modernización.
También expresó escepticismo sobre el programa Jóvenes en Acción. Ante esto, señaló que el empleo no se genera por decretos, sino por una economía que crezca mediante inversión y producción.
Perspectiva económica y social
El economista advirtió que la inestabilidad social no proviene de los despidos, sino de una economía estancada que no genera oportunidades para sectores vulnerables. Es decir, como vendedores ambulantes sin protección social.
Según el Banco Central del Ecuador, la economía creció un 3,4% en el primer trimestre de 2025. Sin embargo, Alberto Dahik insistió en que este crecimiento es insuficiente sin reformas estructurales. Propuso concesionar activos como el Campo Amistad de Petroecuador para atraer inversión privada, dado que la estatal carece de recursos para nuevos pozos.
Un camino complejo pero necesario
Alberto Dahik concluyó que Ecuador enfrenta una crisis de más de una década, resultado de un modelo económico ineficiente instaurado desde 2006. Las medidas actuales, como los despidos, son pasos iniciales, pero insuficientes sin un plan integral que priorice la eficiencia, la inversión y la focalización de recursos.
“Son decisiones duras, pero indispensables para salir de la postración”, afirmó, instando al gobierno a actuar con determinación para evitar un colapso financiero mayor.