El cardenal Pablo Virgilio Siongco David, conocido como “Ambo”, es una figura destacada de la Iglesia católica en Filipinas, que a sus 66 años mantiene una firme postura en la defensa de los derechos humanos y el acompañamiento a las comunidades vulnerables, especialmente desde su labor como obispo de la diócesis de Kalookan.
Una trayectoria marcada por el compromiso social
Nacido en Filipinas, Pablo Virgilio David ha recorrido un camino pastoral centrado en la justicia social y la inclusión. En su papel como obispo, ha priorizado el contacto directo con sectores marginados y promovido un modelo eclesial más cercano a los fieles. Su compromiso con una Iglesia compasiva responde al llamado del papa Francisco por una Iglesia “en salida”, centrada en los pobres y excluidos.
Durante el mandato del expresidente Rodrigo Duterte, el cardenal fue una de las voces más firmes en la denuncia de violaciones a los derechos humanos, aquellas vinculadas a la guerra contra las drogas. Su postura pública generó críticas y amenazas, pero nunca abandonó su labor pastoral ni su defensa de los principios del Evangelio.
En reiteradas ocasiones, David ha insistido en que la Iglesia no puede ser neutral frente al sufrimiento de los más desfavorecidos. Su liderazgo lo cataloga como una de las figuras eclesiásticas más influyentes del país.
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Presidencia episcopal e impacto internacional
Desde 2021, el cardenal preside la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), donde ha impulsado declaraciones y acciones colectivas en favor de los derechos humanos y la ética en la vida pública. Bajo su dirección, la CBCP ha adoptado una línea pastoral enfocada en el cuidado de los sectores más vulnerables, como los pobres urbanos, las víctimas de violencia y los jóvenes en riesgo.
A nivel internacional, David también es miembro del Consejo del Sínodo de los Obispos, un organismo vaticano que colabora directamente con el Papa en la reforma estructural y pastoral de la Iglesia. Esta designación evidencia su proyección más allá del ámbito nacional y lo posiciona como un referente dentro de los sectores reformistas del catolicismo.
El cardenal ha expresado en diversas entrevistas su compromiso con una Iglesia que dialogue con la realidad de su pueblo y sea capaz de ofrecer respuestas concretas ante los desafíos sociales actuales.
Pablo Virgilio David, su reconocimiento y cercanía con la comunidad
El cardenal es reconocido por su lenguaje claro, su presencia constante en barrios humildes y su cercanía con las comunidades a las que sirve. Su estilo pastoral lo distingue de otros líderes religiosos por su enfoque directo y empático, centrado en acompañar más que en dirigir.
La figura de David ha ganado peso como símbolo de resistencia ética en un contexto político y social complejo. Su trabajo es destacado por diversas organizaciones defensoras de derechos humanos y por miembros de otras confesiones religiosas que valoran su labor interreligiosa.
Actualmente, continúa su labor en Kalookan, una de las zonas urbanas más densamente pobladas del país. Lidera programas sociales, visitas comunitarias y encuentros pastorales con un enfoque profundamente humano.