La organización defensora de los derechos de los animales PETA proyectó el número 200,000 en la fachada del Palacio Apostólico, en Ciudad del Vaticano, como parte de una campaña para instar al papa León XIV a condenar las corridas de toros. La cifra representa las firmas recolectadas por la organización, que busca que la Iglesia Católica rompa vínculos con esta práctica, calificada por PETA como “violenta y mortal”. La acción tuvo lugar en un contexto de creciente presión internacional para que el Vaticano tome una postura clara contra el sufrimiento animal en eventos tradicionales.
El mensaje proyectado, visible durante varias horas, fue acompañado por un llamado directo al nuevo pontífice. Según PETA, “cientos de miles de católicos compasivos” han respaldado la petición, argumentando que las corridas de toros contradicen los principios de piedad y caridad cristianas. La organización espera que León XIV, quien asumió el papado recientemente, inicie su liderazgo con una condena explícita a estas prácticas, siguiendo lo que consideran habría sido la postura del papa Francisco.
Antecedentes históricos de la Iglesia y las corridas
PETA fundamenta su campaña en un precedente histórico. En el siglo XVI, el papa Pío V, canonizado posteriormente, emitió una bula que prohibía las corridas de toros, describiéndolas como “espectáculos crueles y viles del diablo y no del hombre”. Según la organización, esta postura refleja una tradición de la Iglesia que condena el sufrimiento innecesario de los animales. Sin embargo, PETA señala que, en la actualidad, algunos sacerdotes católicos participan en ceremonias religiosas en plazas de toros. Además ofrecen servicios espirituales a toreros, lo que consideran una contradicción con la doctrina eclesiástica, según la organización.
La doctrina católica, según documentos citados por PETA, establece que causar sufrimiento o muerte innecesaria a los animales es contrario a la dignidad humana. A pesar de esto, las corridas de toros siguen siendo parte de celebraciones en algunos países con fuerte tradición católica, como España, México y Colombia. Estas prácticas, que incluyen la muerte de toros en eventos públicos, han generado un debate global sobre su compatibilidad con los valores éticos y religiosos.
Reacciones tras desarrollo de la campaña
La proyección en el Vaticano forma parte de una estrategia más amplia de PETA para visibilizar su mensaje. La organización ha utilizado tácticas similares en otras ciudades, proyectando imágenes y mensajes en edificios emblemáticos para captar la atención de autoridades y ciudadanos. En este caso, la elección del Palacio Apostólico busca interpelar directamente al liderazgo de la Iglesia Católica.
Hasta el momento, el Vaticano no ha emitido una declaración oficial sobre la acción ni petición de PETA. Sin embargo, el tema podría generar discusiones internas, dado el precedente histórico de Pío V . En países donde las corridas son tradicionales, como España, los defensores de estas prácticas argumentan que forman parte del patrimonio cultural. Los críticos consideran a estos actos como un espectáculo cruel y obsoleto.
Impacto de la campaña
La campaña de PETA coincide con un momento de transición en la Iglesia Católica, con un nuevo papa enfrentando diversos desafíos éticos y sociales. La organización espera que su mensaje resuene no solo en el Vaticano, sino también entre los fieles católicos que, según PETA, están cada vez más alineados con la defensa de los derechos animales. La proyección en el Palacio Apostólico, un símbolo de la autoridad eclesiástica, busca amplificar esta demanda en un contexto global.