Buenas costumbres

 Vivimos en un ambiente en el que los modales y la cortesía se han perdido.  El colapso socioeconómico, con sus consecuencias en el bienestar de la familia y de cada ser humano, provoca profundo estrés y un estado de permanente violencia que deja de lado elementos tan sencillos como importantes que permiten la cohesión social […]

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Redacción ED.

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Redacción ED.

 Vivimos en un ambiente en el que los modales y la cortesía se han perdido.  El colapso socioeconómico, con sus consecuencias en el bienestar de la familia y de cada ser humano, provoca profundo estrés y un estado de permanente violencia que deja de lado elementos tan sencillos como importantes que permiten la cohesión social y la convivencia; esto es saludar, ser amable, guardar normas de etiqueta y otras buenas prácticas.  Sin embargo, para el crecimiento personal y para la armonía en círculos sociales pequeños o amplios, es necesario que los buenos modales revivan. Las normas de conducta han acompañado a la humanidad desde sus inicios y se han acoplado a diferentes épocas, somos ceremoniales por naturaleza y el rito está en cada uno de nosotros para convivir en relativa conciliación; al aplicarlos no somos anticuados o menos modernos, por el contrario, denotamos nuestra capacidad de adaptarnos e integrarnos a diferentes escenarios desarrollando de manera plena nuestra inteligencia, empatía e interculturalidad. Las buenas costumbres son diversas como lo somos los seres humanos, varían entre familias, países y culturas; son reglas básicas mediadoras entre las personas y se fundamentan en la educación, historia, factores geográficos, sociopolíticos y otros, de allí los refranes “a donde fueres haz lo que vieres”, “en cada tierra, su uso” o “lo cortés no quita lo valiente”.   

Las normas de urbanismo se aprenden en casa y por acondicionamiento y éstas se aplican primero con uno mismo y luego en ámbitos más públicos.  Parte de éstas en el siglo XVIII la fomentaban también los periódicos como The Spectator, cuyo lema fue “dar vida a la moralidad con el ingenio y moderar el ingenio con la moralidad”, para lo cual promovían temas de conversación ilustrados y la interacción social con cortesía, que son parte fundamental de la convivencia social; y, mucho antes, en el antiguo Egipto, el escriba Ptahhoteb redactó sus máximas aludiendo a virtudes como el autocontrol, la veracidad, la justicia y ensalzando que evitar la violencia no es debilidad sino sabiduría. Platón enfatizó que la indiferencia social puede llevarnos incluso a que lleguemos a ser gobernados por los peores, lo que ha ocurrido y esperamos no se repita a vísperas de un nuevo gobierno. Salude y agradezca; argumente, no grite; pida disculpas; razone, no imponga; perdone y olvide; respete a los adultos mayores; vista de acuerdo a la ocasión; lea, practique la escritura y sea elocuente; en pandemia guarde distanciamiento social, lávese las manos y lo más importante el corazón.
 

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