La resistencia antimicrobiana (RAM), es el concepto que recibe el fenómeno por el cual las bacterias evaden los antibióticos, según la doctora Elena Andrade. Este problema de salud ha sido impulsada por el mal uso de medicamentos, y compromete tratamientos esenciales en hospitales y comunidades.
La RAM ocurre cuando microorganismos como bacterias, virus, hongos o parásitos desarrollan resistencia a los medicamentos diseñados para eliminarlos. “La incidencia de infecciones resistentes ha crecido significativamente en los últimos años”, señala la especialista. Bacterias como Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA) complican el tratamiento de infecciones comunes, aumentando la mortalidad.
El mal uso de antibióticos es un factor clave. La automedicación y las prescripciones innecesarias son comunes en regiones con regulaciones débiles, según Andrade. La falta de diagnósticos precisos también lleva a tratamientos erróneos, agravando la resistencia.
Causas detrás de la resistencia microbiana
El uso excesivo de antibióticos en humanos y animales impulsa la RAM. En la ganadería, los antibióticos se usan frecuentemente para promover el crecimiento, fomentando bacterias resistentes. “Esta práctica agrícola es una de las principales causas de la resistencia”, explica Andrade. En humanos, interrumpir tratamientos o usar antibióticos para infecciones virales, como resfriados, contribuye al problema.
Las consecuencias son graves. Infecciones comunes, como neumonías o infecciones urinarias, se vuelven difíciles de tratar. La resistencia antimicrobiana eleva los costos médicos y complica procedimientos como cirugías o quimioterapias, aumentando el riesgo de infecciones intratables, dice la doctora.
Impacto en la sociedad y la economía
La RAM no solo afecta la salud, sino también la dinámica social y económica. Las infecciones resistentes prolongan hospitalizaciones, incrementando la carga en los sistemas de salud. “Las familias enfrentan mayores gastos médicos y pérdida de ingresos por cuidados prolongados”, indica la experta. Además, la resistencia amenaza sectores como el turismo médico y la productividad laboral, al complicar tratamientos rutinarios.
Estrategias para combatir la RAM
Enfrentar la RAM requiere acciones coordinadas. Los tratamientos actuales dependen de antibióticos existentes, pero la investigación avanza hacia nuevas soluciones. “Las terapias con bacteriófagos y las vacunas muestran potencial para combatir infecciones resistentes”, resalta Andrade.
La vigilancia epidemiológica es esencial para monitorear brotes de bacterias resistentes en tiempo real. Campañas educativas promueven el uso responsable de antibióticos, instando a completar tratamientos y evitar la automedicación. En el sector agrícola, países como los de la Unión Europea han implementado restricciones al uso de antibióticos en ganadería, reduciendo los casos de resistencia, según datos globales.
Un futuro en riesgo
Sin intervención, la resistencia antimicrobiana podría revertir avances médicos, haciendo que procedimientos rutinarios sean más peligrosos. “Proteger la eficacia de los antibióticos es fundamental para la medicina moderna”, subraya la experta. La investigación continua y las políticas públicas son clave para mitigar esta amenaza sanitaria.