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Los promotores de la réplica de la primera vuelta al mundo ultiman en Lima (Perú) la reparación de los desperfectos ocasionados en el velero Pros durante los 17 meses que ha estado parado por la pandemia de coronavirus, que frenó una navegación iniciada hace dos años en Sevilla (España) y que pretenden retomar este mes.

Tres “adelantados” de la asociación Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles (AGNYEE), promotores de la aventura denominada “Tras la estela de Elcano”, prevén volver a navegar en agosto y culminar la séptima etapa entre Guayaquil (Ecuador) y Papeete, en la Polinesia Francesa, según han informado en su web.

La pandemia les ha obligado a cambiar los planes iniciales debido al tiempo que el velero de 21 metros de eslora ha estado parado en Perú, lo que ha provocado daños en los sistemas eléctricos, en equipos de navegación internos y externos y óxido en algunos instrumentos.

También hay abundantes algas en el casco, varios armarios y cajones no abren bien por la humedad interior y la cubierta tiene gran cúmulo de suciedad por los excrementos de aves.

Tras diez días de “duro” trabajo por parte de tres miembros de la asociación, que se califican como los “adelantados”, afirman que “el balance es alentador” porque han conseguido reparar el motor de arranque, el barco auxiliar (“dingui”) “está en curso de reparación” y confían en tener operativa la potabilizadora en breve.

Además de limpiar la cubierta, el interior y de hacer reparaciones de varios enseres, están a la espera de un técnico que les levante y equilibre el timón del barco, con el que quieren imitar la vuelta al mundo que comenzó en 1519 Fernando Magallanes y culminó en 1522 Juan Sebastián Elcano, con salida y llegada en Sevilla.

Durante los trabajos en el barco, que está en una boya a media milla de tierra, los “adelantados” afirman que se abastecen de frutas y verduras en un mercadillo cercano del Callao y de alimentos que se quedaron dentro del barco y encuentran en lugares insospechados.

“Por supuesto, todos ellos caducados con largueza, pero los adelantados somos agnósticos, cuando no negacionistas, en lo que concierne a las fechas de caducidad puestas por empresas y funcionarios. Cuando la presunta aparición de algún gorgojo suscita dudas, nos remitimos a las congojas descritas por Pigafetta en la travesía magallánica y superamos el escrúpulo”, relatan con humor.

El barco dejó de navegar el 23 de marzo del año pasado, tras lo cual fue atracado en las instalaciones de la Escuela Naval de la Armada de Perú, y en enero de este año fue trasladado a una boya del Yacht Club Peruano.

Cuando el barco quedó parado en Perú habían completado más de 11.000 millas, una cuarta parte del recorrido, después de atravesar el Atlántico hasta llegar a Brasil, continuar la navegación por Sudamérica para cruzar el Estrecho de Magallanes y surcar el Pacífico hasta Lima. EFE