Andrés de Vera y Manuel Rivadeneira son los nombres que quedarán en la historia de la independencia de la capital manabita.
Hoy, que Portoviejo cumple su bicentenario, la historia llama a recordar a quienes participaron de la adhesión a la proclama de independencia que José Joaquín de Olmedo firmó de puño y letra.
El historiador Ramiro Molina Cedeño habla de ambos personajes. Por un lado está Manuel Rivadeneira, párroco en ese entonces, quien recibió la carta de adhesión remitida por Olmedo, que fue el primer gobernante civil de Ecuador.
Adhesión. Molina destaca que Portoviejo, incluso, fue parte importante del sostenimiento de la Independencia de Guayaquil, motivo por el cual Rivadeneira fue designado vicepresidente del Colegio Electoral (como una Asamblea Nacional) de ese entonces. “Uno por la carta de adhesión y segundo porque fue nombrado un tipo intelectual, que tenía altos conocimientos y era el principal de la iglesia en ese entonces”, explicó.
Portoviejo fue fundamental para la causa de Guayaquil por el territorio que representaba en dicha época, y Rivadeneira fue el apoyo de Olmedo.
Andrés de Vera era un hombre que aportaba económicamente a la causa de Guayaquil, y que tenía ingresos en base a sus tierras. “Su comodidad económica le permitió ser parte de la adhesión, luego de eso se convirtió en alcalde de Portoviejo en 1824, aunque la historia no nos cuenta sobre alguna obra de su gestión, ya que no existe un registro documentado”, contó.
Ambos portovejenses fueron elegidos para representar a la ciudad de Portoviejo, que en 1820 no contaba con más de 3.000 habitantes.