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Sueños tiene, dice. Dormido ve a su madre. Ella murió de cáncer y su padre falleció en un accidente cuando trabajaba como mecánico.

Así comenzó la historia de Wilson Laz Córdova, un indigente que desde los 11 años de edad vive en la calle.

Él es de Tosagua, pero decidió venir a Manta a probar suerte en las calles. Desde hace dos años su casa era un barco abandonado en El Astillero, sector ubicado entre las playas de Los Esteros y Tarqui.

Desde esta noche no tiene un techo dónde dormir. Las autoridades han obligado a todas las personas que vivían en las embarcaciones pesqueras a que desalojen la zona.

Wilson hoy sacó del barco una almohada que pudo rescatar entre la basura. Su ropa, un colchón viejo y otras pertenencias las autoridades las botaron, cuando realizaron un operativo en el lugar y desalojaron todo lo que había allí en la cabina de mando del barco, donde ellos dormían.

Allí vivían dos ecuatorianos, un colombiano y un venezolano. El desalojo se da porque otras dos embarcaciones se quemaron esta semana en El Astillero. Se asegura que una riña entre indigentes que vivían en esos barcos generó que el fuego en un barco, y un días después en el otro, según el Cuerpo de Bomberos de Manta.

Wilson Laz con la almohada que recuperó esta noche.

“Por lo que ha pasado allá, nos desalojan a nosotros. Pagamos los platos rotos. Ahora hay que dormir donde a uno le coja la noche, en la calle como antes”, dijo Wilson.

Él necesita ropa y alimentos dice, pero lo más importante es un trabajo. Asegura que nunca ha robado y acepta que necesita ayuda para superar su adicción a las drogas. Por ahora sobrevive con lo que recolecta en las calles, pues recicla para vender y tener algo de dinero para comer.