A los 18 años leí Crónicas Marcianas porque no tenía que leer. El viejo libro con las hojas sueltas estaba arrumado en casa de un amigo. Llegué antes de que lo tiren a la basura. A esa edad no conocía en Manta a nadie que fuera lector, así que leía lo que se me cruzaba y para mi fortuna se cruzó Crónicas Marcianas. Este libro, aparentemente tan sencillo, tiene en sus páginas poesía, dolor, humor y dudas. Lo acabo de releer después de 32 años, está vez lo compré, y me dejó la misma sensación que a los 18, un vacío en el estómago. Hay que leerlo antes de que el mundo se acabe o vayamos a Martes a joder su mundo. Otro libro: Si quieren saber qué es eso de que la venganza es un plato que se come frío, les sugiero que lean El Conde de Montecristo. En este libro de casi 1.200 páginas, Edmundo Dantés, injustamente acusado de traición por sus amigos, es arrestado el mismo día de su boda y encarcelado. Y luego planifica la venganza contra aquellos que lo enviaron a prisión. No se asusten por la cantidad de páginas del libro, leerlo es un placer. Una novela de aventuras que acaba de cumplir 176 años y que no envejece.