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Andrés Cedeño le cuesta volver al lugar donde antes era su casa porque allí lo perdió todo, en el barrio Urbirríos 2 de Manta.
Ya no hay casa. No hay familia. No hay nada. Solo el olor a hollín que sigue fresco. Que no se va. Que se quedó como mal recuerdo en el lugar a donde volvía todas las tardes después de su trabajo como albañil.
Eso hacía el martes 13 de abril, trabajar, cuando una vecina lo llamó por teléfono para decirle que su casa se estaba quemando y que no hallaban a su esposa ni a sus hijos: Yuletsy Mosquera (22) Yeniquer Cedeño (5) y Johanna Cedeño (3).
Mientras la vecina hablaba un “frío feo” le recorrió el cuerpo. Enseguida tomó la mototriciclo en la que andaba y se dirigió a su hogar, en Urbirríos 2. Durante el camino llamó por teléfono varias veces a su esposa. Las llamadas iban directo a buzón de mensajes.

Sin embargo, tenía la esperanza que ella y los niños hubiesen salido en el carro a dar una vuelta.
Eso le había recomendado Andrés a su esposa en la última llamada que le hizo para decirle que ya habían reparado el carro que tenían. Cuando llegó al lugar su miedo era más grande que la columna de humo.

Pero se enfrentó a lo que no quería escuchar: su familia estaba muerta. De eso ha pasado un mes y Andrés solo ha vuelto dos veces al lugar donde estaba su casa: una con amigos para limpiar los escombros y otra para seguir reparando lo poco que queda. En ambas ocasiones no ha podido con la pena de que no haya nada en el lugar donde tenía todo.

Lo que quedó de la casa.


Es una carga muy pesada no ver a sus hijos salir corriendo para abrazarlo. Eso lo deprime, le aprieta el corazón y las lágrimas le salen solas, dice. Él no sabe si el dolor se irá. Pero de lo que está seguro es que quiere volver a levantar su casa en el mismo terreno y en la entrada hará una gruta con las fotografías de su esposa y sus hijos.
¿Por qué ocurrió el incendio?, es algo que no se sabe. No se salvó nada, ni el carro que ya estaba reparado.

>donde su mamá. Desde el incendio, Andrés Cedeño vive en la casa de su madre en Urbirríos uno y en un pequeño espacio puso una cama que le donaron. Pero la casa les quedó pequeña porque son seis personas las que viven allí. Es por eso que quiere levantar la suya y empezar de cero. Pero con su oficio de albañil todo es cuesta arriba porque hay semanas que no tiene trabajo.

Eso lo deprime. Entonces, solicita ayuda porque necesita de todo. Incluso ropa.
Lo que carga puesto se lo han donado sus amigos. Pero lo que quisiera es volver a tener su casa, si le donan materiales él pondrá la mano de obra y hará la gruta para su familia.

En esto se ha adelantado imprimiendo una gigantografía que guarda en la casa de su hermana de las pocas fotos que le quedaron en su celular.  De su mujer y sus hijos que ya no están, pero que  los lleva en su mente y en su corazón. 

Las víctimas del incendio.