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A los hermanos Yaritza y Dixon, de 12 y 10 años, les diagnosticaron enanismo primordial; la niña mide 70 centímetros, y su hermano, 50 centímetros.
Alexandra Mero, madre de los niños, cuenta que desde el nacimiento de la niña, notó que no crecía.
Decidió llevarla al médico y allí conoció de esa rara enfermedad que tenía su hija.
Los niños deben estar permanentemente en rehabilitación física, ya que, debido a la enfermedad, sus extremidades superiores e inferiores se encogen y tienden a doblarse.
 La historia de Dixon es diferente a la de su hermana. Desde su nacimiento no ha podido caminar.
Apenas se puede sentar y, tal como explicó Alexandra, él no ha podido recibir su tratamiento continuo y esto ha afectado su condición.  

Para ellos no hay tratamientos. Sus casos son únicos y se consideran enfermedades huérfanas porque sólo afectan a un pequeño número de personas.
En el enanismo tipo dos  no hay muchos problemas para mover el cuerpo ni intelectuales.
Se desconoce el número exacto de casos a nivel mundial; se ha estimado, no obstante, la existencia de unos 100 pacientes descritos en la literatura médica, por lo que se considera un trastorno raro.