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Pedernales, Jama, Montecristi y Manta son algunos de los cantones manabitas que aparecen en el mapa oficial de las “narcopistas”.

El hallazgo más reciente fue el ejecutado este miércoles en los sectores Manantiales y San José, del cantón Montecristi.

Las Fuerzas Armadas informaron que se trataba de “áreas aptas para operaciones ilícitas”. Las dos pistas clandestinas fueron ubicadas como resultado de una operación de inteligencia militar y de reconocimiento aéreo, se indicó.

Con este hallazgo, suman seis las pistas presuntamente utilizadas para el tráfico de drogas, que han sido destruidas por policías y militares. En enero se identificaron tres en la provincia de Santa Elena, mientras que en septiembre se encontró una en el cantón Palestina, provincia de Guayas.

“Narcopistas” clandestinas

El hallazgo de este tipo de instalaciones es algo que ha ido en aumento los últimos años, así lo señala el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), que en dos de sus informes más recientes señala que de las 54 pistas clandestinas identificadas entre 2019 y 2022, 40 (el 75 %) estaban en Manabí y el resto en Santa Elena. De hecho, indica que sólo el año anterior las autoridades registraron en esta última provincia 14 instalaciones en zonas de Chanduy, Salinas y San Rafael.
Mientras que, en Manabí, la Policía Nacional identificó la presencia de siete pistas clandestinas entre Pedernales y Santa Elena, con alertas de operaciones cada 15 días, indica el informe del OECO sobre la Caracterización del Crimen Organizado presentado hace un mes.

Las características de las denominadas “narcopistas” son similares en ambas provincias. Según las Fuerzas Armadas, tienen al menos 1.500 metros de longitud y entre 15 y 20 metros de ancho.

Aunque pueden ser más amplias, como la hallada en el cantón Jama, Manabí, en el 2020. En aquel entonces, fue identificada como la más grande del Ecuador, con casi 2 mil metros de longitud y 25 metros de ancho.

La función de todas es casi la misma, señala el informe, las organizaciones de crimen organizado las utilizan para transportar por vuelos directos cocaína hacia Centroamérica y México, importar grandes sumas de dinero para realizar los pagos y trasladar armamento sofisticado de uso militar como medio de pago y custodia del tráfico de drogas.

Modelo

Según la información recopilada por el OECO, las “narcoaeronaves” utilizadas por grupos mafiosos mexicanos y colombianos que se asocian con bandas locales, son modelo Cessna y Pipper, con estructuras modificadas (ampliación de tanque) y adaptaciones a sus sistemas de abastecimiento de combustible para extender su autonomía de vuelo hasta 7,5 horas.

“Estas aeronaves sobrevuelan a poca distancia de la superficie (menos de 500 pies), para evadir el control de los radares, en una ruta que va desde el sur de México hasta las subzonas de la costa ecuatoriana”, recoge el informe.

Para Patricio García, coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), la falta de control y de inversión del Gobierno ha facilitado las operaciones de los cárteles de la droga, lo que se refleja en un alto índice de violencia.

Recordó el radar instalado en el 2021 en el cerro de Montecristi para detectar a las avionetas del narcotráfico, pero que después de 11 días dejó de funcionar por una explosión que en un principio se sospechó de falla y negligencia.

Sin embargo, dos años después hay 14 personas investigadas por el delito de omisión dolosa, pues se habla de un supuesto atentado.

“El Gobierno se comprometió con el radar y se dañó, nos dijeron que construirían cuarteles intermedios y tampoco se dio. Mientras seguimos exigiendo controles”, dijo García, quien cree que Ecuador no puede enfrentar solo al crimen organizado y es necesaria la